Consumo de legumbres en Perú alcanzó las 97 mil toneladas
El consumo de legumbres ha ganado terreno de forma sostenida en la dieta de los hogares peruanos, ya que se trata de alimentos reconocidos por su alto valor nutricional y, además, con una presencia arraigada en la gastronomía tradicional, lo que ha contribuido a consolidar una tendencia positiva en los últimos años y generar implicancias para la producción agrícola local.
POR PERSONA FUE DE 2.8 KG
En 2024, el volumen consumido a nivel nacional alcanzó las 97 mil toneladas, lo que representó un crecimiento de 3.4% respecto al año anterior. Aunque esta tasa es menor a los incrementos observados entre 2021 y 2023 (cuando el avance anual superó el 4%), el resultado confirma que la demanda mantiene una trayectoria ascendente desde el año 2020.
Para el 2025 se proyecta un consumo de 100 mil toneladas, con un incremento estimado de 3.4%. Este crecimiento sostenido ha estado influenciado por diversas campañas de promoción impulsadas desde el sector público y privado, que resaltan el valor de las legumbres como una fuente económica y saludable de proteína vegetal. Además, su aporte en la lucha contra la anemia y la seguridad alimentaria ha contribuido a que estos productos ganen mayor presencia en la mesa de los hogares peruanos.

Este mayor interés por las legumbres también se refleja en el consumo por persona y en el gasto que los hogares destinan a este grupo de alimentos. En 2024, el consumo per cápita se ubicó en 2.8 kilogramos, mientras que el gasto promedio alcanzó los 3.20 dólares, mostrando una tendencia creciente que se mantendría en 2025 en el que se proyecta un consumo de 2.9 kg por persona y un gasto de 3.50 dólares.
Aunque el crecimiento del volumen es moderado, lo más resaltante es el aumento del gasto, que ha sido más acelerado. En comparación con años anteriores, el alza en el desembolso por legumbres refleja no solo una mayor disposición de los hogares a incluirlas en su alimentación, sino también una revalorización del producto, impulsada por campañas nutricionales, mejoras en la presentación y mayor disponibilidad en los canales de venta. Además, el hecho de que el gasto crezca más que el consumo sugiere que los hogares están priorizando la calidad y continuidad en la compra, especialmente por su aporte en la lucha contra la anemia y otros problemas de nutrición.
Este escenario refuerza la importancia de contar con una oferta suficiente y oportuna para responder a la demanda interna, especialmente desde aquellas regiones que históricamente han cultivado legumbres y que podrían asumir un rol más activo frente a esta oportunidad de mercado.

El mayor interés por las legumbres en la alimentación nacional también pone en evidencia la necesidad de contar con una oferta agrícola que acompañe esta tendencia. A nivel nacional, las regiones que concentran los mayores volúmenes de producción de legumbres son Cusco, Cajamarca y La Libertad, que destacan por su tradición agrícola y condiciones favorables para estos cultivos. En contraste, Arequipa presenta una menor participación en la producción total de legumbres, aunque mantiene cierta relevancia en la costa sur por su aporte a cultivos específicos.
En 2024, la región de Arequipa registró una producción total de 22 214 toneladas de legumbres, lo que significó una disminución de 7 % respecto al año anterior; ello debido al retroceso en cultivos como el frijol, cuya producción bajó en 20 %, y la arveja verde, que tuvo una reducción de 3 %. También se reportó una leve caída en el volumen de haba seca, uno de los productos tradicionales del valle arequipeño.
Por otro lado, destacan incrementos significativos en cultivos de menor volumen como el pallar (25 %) y la arveja seca (190 %), aunque su peso en el total aún es reducido. Este comportamiento mixto refleja que, si bien hay intentos por diversificar o reactivar ciertas variedades, la producción regional no ha logrado consolidarse como un soporte firme ante el incremento sostenido del consumo per cápita y del gasto observado a nivel nacional.
Esto representa una oportunidad para redirigir esfuerzos hacia un fortalecimiento de la producción local, especialmente en zonas con tradición agrícola como Arequipa, que cuentan con condiciones adecuadas para impulsar cultivos con alto valor nutricional y creciente demanda interna. Revertir la caída en los volúmenes no solo permitiría mejorar la cobertura del mercado nacional, sino también contribuir activamente a la lucha contra la anemia y a una alimentación más equilibrada en el país.

