Desde nuestro epicentro en San Isidro, la conexión 5G ya es una realidad que redefine la velocidad y la inmediatez. En este ecosistema hiperconectado, donde la Inteligencia Artificial (IA) no es un añadido, sino el corazón de los algoritmos que rigen nuestras redes sociales, la gestión del marketing y la comunicación ha de dar un salto cuántico. Olvidemos el post viral efímero y el video aislado; estamos en la era de la cultura transmedia, de las comunidades inmersivas y del storytelling del universo.

La comunicación digital 3.0, impulsada por esta nueva infraestructura tecnológica, ha superado la mera interacción. El usuario de hoy no solo busca información; busca una narrativa. Los videos y los posts, si bien aún tienen su lugar, se están convirtiendo en formatos del pasado si no forman parte de algo más grande. La credibilidad sigue anclada en el video, sí, pero en un contexto de omnicanalidad digital, el consumidor, el ciudadano, el fan, exige comprender una historia completa: una introducción, una trama que se desarrolla en múltiples puntos de contacto y un desenlace que invite a la participación.

Este cambio de paradigma no es exclusivo de las campañas políticas –aunque en un Perú de caudillos, es más vital que nunca–. Abarca el marketing aplicado a todas las industrias: comercial, cultural, institucional, gubernamental. Una marca ya no vende solo un producto; vende una experiencia, un estilo de vida, una filosofía. Un ente gubernamental no solo comunica una medida; explica el problema, el proceso de solución y el impacto a futuro.

El Desafío de la Narrativa: Hipermediaciones y Universos Inmersivos

Aquí radica el gran desafío: las campañas, en cualquier ámbito, deben migrar hacia las narrativas y su implementación desde una visión transmedia e hipermedia.

Transmedia significa que una historia se expande, se enriquece y se complementa a través de diversas plataformas y formatos, y cada uno aporta un matiz único al relato. No es solo replicar el mismo mensaje en Facebook, TikTok y un podcast; es que en TikTok veas un fragmento emotivo del personaje, en Instagram explores su día a día, en un podcast escuches una profundización de su dilema, y en un blog descubras la «lore» o el trasfondo de su universo. La IA, integrada en los algoritmos 5G, facilita la distribución inteligente de estas piezas, adaptándose a los hábitos de consumo de cada usuario.

Esto nos lleva a la creación de universos narrativos o storytelling de universo. No se trata de una campaña; se trata de una experiencia inmersiva. El usuario se sumerge en un mundo, sea este el de una marca de zapatillas, el de un movimiento social o el de un partido político (por escasos que sean). Este universo tiene personajes, conflictos, valores y una evolución. La IA puede ayudar a mapear las interacciones de los usuarios dentro de este universo, permitiendo que la historia se adapte y evolucione de manera dinámica, creando una sensación de cocreación y pertenencia.

El Ancla del Humanismo Digital: Conectar, No Manipular

Y en el centro de todo este despliegue tecnológico y narrativo, debe flamear la bandera del Humanismo Digital. Si la IA y la transmedia se usan solo para manipular, la ventaja se desvanecerá rápidamente. En un Perú escéptico y desengañado, la autenticidad es el activo más valioso. El humanismo digital nos obliga a:

Priorizar la dignidad del usuario: respetar su tiempo, su atención y su autonomía. No es bombardear, es invitar a explorar.

Fomentar la participación genuina: que la inmersión no sea pasiva, sino que invite a la interacción, a la cocreación, a la pertenencia activa. La IA puede gestionar esta interacción a escala, haciendo que cada usuario se sienta escuchado y valorado.

Construir confianza a través de la transparencia: el universo transmedia debe ser honesto. La IA puede ayudar a asegurar la coherencia y la veracidad de los hechos que forman parte de la narrativa, desmintiendo en tiempo real cualquier intento de deepfake o desinformación que intente infiltrarse en el universo.

El marketing y la comunicación en Perú, de cara al 2026 y más allá, ya no pueden limitarse a la superficie del «contenido». Con el 5G y la IA en pleno apogeo, la oportunidad es crear experiencias inmersivas a través de universos narrativos transmedia, forjando comunidades que se identifiquen con una historia, no con un simple post. El verdadero éxito estará en construir estas experiencias con una brújula ética: el humanismo digital, que garantice que la tecnología sirva para conectar, informar y empoderar al ser humano, y no para sumergirlo en una realidad fabricada. Es el momento de la gran narrativa peruana, contada con visión y con alma.