Falta de personal en Farmacia genera maltrato a los pacientes asegurados

Por Jorge Turpo R.

Atención deficientes a asegurados en el centro de salud Melitón Salas. Pacientes deben esperar más de veinte minutos para recibir sus medicamentos. Deberían contar, como mínimo, con 7 personas, pero sólo hay 4. Y cuando alguno sale de vacaciones, la situación se complica.

EN EL MELITÓN SALAS DE ESSALUD

La espera en la farmacia del centro de salud Melitón Salas de EsSalud, en Socabaya, se ha convertido en una rutina cargada de frustración. Pacientes que acuden por sus medicamentos deben armarse de paciencia, no solo por la enfermedad que los lleva hasta allí, sino por la demora sistemática en la atención.

“Tenemos que esperar entre 20 a 30 minutos, y en casos extremos hasta una hora para que nos entreguen nuestros medicamentos”, cuenta una de las aseguradas, visiblemente molesta.

Y no es un hecho aislado. Varios usuarios del establecimiento de salud de EsSalud coinciden en que el maltrato no proviene de la actitud del personal, sino del abandono institucional que deja a los trabajadores desbordados y a los pacientes vulnerables.

La razón principal, según fuentes del propio establecimiento, es la insuficiencia crónica de personal en el área de Farmacia.

Para brindar una atención óptima durante los dos turnos —mañana y tarde— se requieren al menos siete trabajadores. Pero actualmente sólo hay cuatro. Y cuando alguno de ellos sale de vacaciones, el número se reduce a tres.

“Es humanamente imposible que tres personas atiendan a todos los pacientes de un hospital en dos turnos. El malestar es entendible, pero esto ya escapa de nuestras manos”, confesó un trabajador que pidió mantener el anonimato.

Este déficit de personal no es nuevo. Hace varios meses, se presentó los requerimientos correspondientes a la Dirección del hospital y a la Gerencia de la Red Asistencial de EsSalud, solicitando la contratación de más técnicos en farmacia.

Incluso se ha pedido que se cubran las ausencias por vacaciones, sin éxito hasta el momento. La respuesta sigue pendiente, mientras la demanda de atención no para de crecer.

La sobrecarga tiene consecuencias concretas. Pacientes de la tercera edad y personas con discapacidad deben esperar sentados o de pie durante largos minutos en el patio, mientras la fila no avanza.

“Algunos días salgo más adolorida de lo que entré. La espera cansa más que la enfermedad”, comenta otra usuaria, con receta en mano.

En cuanto al abastecimiento de medicamentos, el panorama es menos crítico, aunque no del todo tranquilo.

Según se informó, hay stock de la mayoría de productos, pero se presentan casos puntuales de escasez, como con las ampollas de diclofenaco. En estos casos, el personal debe hacer gestiones con otros hospitales para no dejar sin atención a los pacientes.

“A veces nos prestan, otras veces hay que esperar el reabastecimiento. Pero eso también demora la atención”, explicó una fuente interna.

La situación no es exclusiva del Melitón Salas. En el hospital Yanahuara de EsSalud, se repiten los mismos problemas: largas colas, atención lenta y pocos trabajadores en el área de Farmacia.

Usuarios han señalado que, sobre todo en ciertas horas del día, la demora es mayor por la limitada cantidad de personal. “Esto es un problema de gestión. No puede ser que un servicio tan básico como la entrega de medicamentos se siga manejando con tan poca previsión”, cuestiona un familiar de paciente.

Intentamos obtener una versión oficial de la Dirección del hospital Melitón Salas sobre las acciones que se están tomando para solucionar esta crisis. Al cierre de esta edición, no hubo respuesta. La falta de comunicación institucional es otro síntoma de un sistema que responde tarde y mal, cuando la salud está en juego.

La preocupación crece también por antecedentes recientes. En el hospital nacional Carlos Alberto Seguín Escobedo, se vivió una situación límite hace unas semanas, cuando se reportó la falta de marcapasos para pacientes con problemas cardiológicos. La protesta de los familiares presionó a las autoridades, y finalmente se logró la adquisición de 16 dispositivos. Pero ese episodio dejó claro que muchas veces, en el sistema de salud, las soluciones llegan recién cuando el riesgo es inminente.

La farmacia, en cambio, no suele estallar en protestas. El maltrato se acumula en silencio. Los pacientes no alzan la voz, pero esperan. Esperan en las sillas, en los pasillos, en las colas que se eternizan. Esperan que el sistema reaccione antes de que también aquí sea demasiado tarde.

Dejanos un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked with *.