Falta de equipos en centros de salud obliga a pacientes congestionar los hospitales
Por Jorge Turpo R.
Establecimiento tiene especialistas, pero no equipos.
SITUACIÓN DEL SECTOR ES ALARMANTE
El centro de salud de Mariano Melgar no cuenta con equipo de rayos X ni endoscopio. Es la radiografía de lo que ocurre en el resto de los centros de salud de la región.
En cada campaña política se repite una promesa que parece grabada en piedra: fortalecer el primer nivel de atención en salud. Los funcionarios, sin distinción de partido, insisten en que los centros de salud deben ser la puerta de entrada al sistema, con atenciones primarias que descongestionen los hospitales.
Sin embargo, cuando un paciente cruza la puerta de una posta médica, la realidad le da un portazo: no hay equipos, no hay diagnósticos, y muchas veces, tampoco hay solución.
Un caso paradigmático ocurre en el centro de salud de la Microred de Mariano Melgar. Allí, pese a contar con médicos especialistas como traumatólogos y gastroenterólogos, no hay un equipo de rayos X ni un endoscopio.
Sin esos instrumentos, no es posible confirmar diagnósticos básicos. Es como tener a los violinistas listos, pero sin instrumentos para tocar.
“Contamos con profesionales capacitados, pero no con los equipos necesarios para que puedan trabajar como corresponde”, reconoció el doctor Woodward Paja Callo, jefe de la Microred.
“Por eso, estamos gestionando con la municipalidad distrital la compra de un equipo de rayos X. Entendemos que, por estas carencias, muchos pacientes optan por acudir directamente a los hospitales”, indicó.
Esa es justamente la raíz del problema. La falta de equipamiento en los centros de salud obliga a la población a ir directamente a los hospitales Honorio Delgado y Goyeneche, saturando servicios como emergencia y consulta externa, que ya operan al límite de su capacidad.
La atención piramidal que tanto se menciona, en la práctica está invertida: los hospitales están resolviendo casos que deberían atenderse en las postas.
El caso de Mariano Melgar no es aislado. En el distrito de Jacobo Hunter, por ejemplo, el centro de salud tampoco cuenta con los equipos básicos.
Es una constante que se repite en la mayoría de establecimientos de primer nivel en la región: infraestructura que no ha sido renovada, falta de insumos, laboratorios sin reactivos y consultorios que se limitan a recetar paracetamol y derivar al hospital.
Durante años, las autoridades han señalado que el problema se solucionaría reforzando el primer nivel.
El actual gerente regional de Salud, Walter Oporto, también lo ha dicho en entrevistas y presentaciones públicas.
Sin embargo, la mejora no se concreta. La política pública se queda en discursos, mientras los pacientes siguen peregrinando de centro en centro, buscando una atención que nunca llega a tiempo.
“Estamos tratando de optimizar el servicio con los especialistas que tenemos”, explica el doctor Paja.
“Atendemos partos normales, por ejemplo. Gracias al apoyo del municipio, hemos logrado equipar la sala de partos. Pero los partos complicados no los podemos manejar. Lo mismo ocurre con otras especialidades. La idea es descentralizar la atención, pero para lograrlo necesitamos equipamiento mínimo”, comentó.
El centro de salud de Mariano Melgar es de categoría I-4, lo que significa que debería ser capaz de resolver problemas de salud de mediana complejidad. Pero sin los equipos necesarios, el nivel asignado es solo un nombre. Es como tener un cartel que dice “clínica”, pero adentro no hay ni una balanza calibrada.
Las cifras del Ministerio de Salud respaldan este diagnóstico. Según el propio sector, más del 70 % de los establecimientos de primer nivel a nivel nacional carecen de equipos de diagnóstico por imágenes.
En Arequipa, esta brecha es aún más evidente en distritos periféricos, donde la demanda crece cada año y los presupuestos no acompañan.
Mientras tanto, los hospitales regionales siguen recibiendo pacientes que podrían haberse atendido en su comunidad. Las filas en emergencia no bajan, los tiempos de espera se alargan y los médicos viven bajo presión.
El sistema está colapsado desde abajo, y la solución no es abrir más hospitales, sino hacer que los centros de salud funcionen como deben.
El problema es estructural, pero también es político. Porque cada nueva autoridad repite la promesa, pero ninguna la cumple. Los centros de salud, que deberían ser el corazón de la atención primaria, siguen siendo el eslabón más débil de la cadena. Allí donde comienza la salud, también empieza el olvido.
