A PROPÓSITO DE LA CONTROVERSIA COLOMBIANA SOBRE LA ISLA CHINERÍA. ¿Y LA RENOVACIÓN DE AERONAVES DE LA FAP?
POR: ALEJANDRO PAZ S.
SERMO HUMILIS
Un país requiere no solo de estabilidad social, política y económica para mejor desarrollo, sino gozar de seguridad en su acepción más amplia, que garantice convivencia pacífica y rechazar toda influencia o agresión exterior que perturbe su deber de Estado.
Nuestra Carta Magna, entre otros, expresamente establece que es deber primordial del Estado defender la soberanía nacional, proteger a la población de las amenazas contra su seguridad y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación. Se estatuye también que “el territorio del Estado es inalienable e inviolable”, comprende el suelo, el subsuelo, el dominio marítimo, y el espacio aéreo que los cubre. Corresponde al Presidente de la República, no solo cumplir y hacer cumplir la Constitución y los tratados, leyes y demás disposiciones legales, sino “velar por el orden interno y la seguridad exterior de la República”. Y, las Fuerzas Armadas tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República.
Estos postulados constitucionales no solo son declaraciones universales en tanto se mantenga convivencia pacífica entre países; por el contrario, conllevan el deber institucional de asegurar nuestra seguridad y la inviolabilidad de nuestro territorio, de nuestra Gran Casa llamada Perú, la que se defiende sin condiciones sumado el deber de todo ciudadano de defenderla. La estabilidad, defensa y aseguramiento del individuo como territorial no solo es cuestión de tribunales internacionales, sino deviene en la decisión firme de rechazar cualquier tipo de agresión ipso facto, de lo contrario se dejaría espacios abiertos de vulnerabilidad que desde 1821, se ha visto perder y ceder gran parte de nuestro territorio, a los cinco países vecinos mal llamado hermanos, por incapacidad, corrupción y cobardía de gobernantes, o éstos invocar principios pacifistas en desmedro de nuestro territorio y por qué no decirlo que ha mellado hasta la dignidad.
Nuestras Fuerzas Armadas se ha visto limitada por carencias logísticas más que por valentía y decisión de ofrendar la vida en honor de llevar un uniforme peruano –obvio ha habido deleznables excepciones– y si no lo tenía, por identidad y sentido de amor propio y patrio para defender su Perú. Se debe dejar de ser un país disuasivo ante amenas o agresiones exteriores, se debe ser un país de rechazo inmediato cuando se agota el diálogo vía diplomática como complemento a la defensa nacional.
Es tolerable, ahora, escuchar o leer mensajes insensatos del mandatario colombiano Gustavo Petro, mas es intolerable aceptar, en delirante exabrupto, pretender negar la soberanía peruana sobre la casi desconocida isla Chinería en Loreto. Tampoco se puede aceptar que aeronave de ese país sobrevuele temerariamente territorio peruano. Se zanja tal exabrupto con el hecho de reconocer que la isla Chinería se forma y está dentro de los límites territoriales del Perú y está bajo soberanía peruana.
Este incidente, mal concebido por Petro, nos hace ver al interior que podemos estar en desventaja en un sector tan importante como la defensa aérea. Si bien es un tema que anteriormente hemos preferido mantenernos sin comentario, ese suceso nos conlleva a exigir al gobierno acciones prudentes y eficaces, debiendo haber dejado de lado en una primera instancia un viaje de la mandataria a países del Asia el día de darse inicio a enfrentamientos diplomáticos, a lo que el Congreso tampoco realizó pronunciamiento alguno, evidenciándose una vez más su entendimiento de impunidad y favores recíprocos, sin importar el país. Es responsabilidad del Comandante General de la FAP que se su sector no haya tomado decisión sobre cuál es la aeronave adecuada para nuestra defensa que comprenda la renovación de nuestra flota aérea. Esa adquisición se evalúa antes y se tiene definido qué se debe adquirir; a estas alturas, no realizar viajes o recibir a comisionados de los vendedores, como que en un par de semanas se fuera a decidir lo que debió decidirse hace años, o es improvisación. Quedaba por aprobarse el financiamiento, ya se logró, entonces qué se espera?
Mientras tanto, podemos estar a merced de cualquier otra agresión y ver nuevamente el desmembramiento de nuestro territorio? La respuesta es, no.
Un país es seguro si sus Fuerzas Armadas son lo suficientemente capaces para enfrentar, rechazar y vencer al enemigo. O, hay temor en reconocerlo.
