El día del festejo
Por Carlos Meneses
¡Viva Arequipa! Gritaremos hoy durante la mañana, la tarde y la noche. También renovaremos la promesa de ser mejores de lo que hasta ahora hemos sido.
Ningún arequipeño dejará de festejar el día jubilar de la ciudad en la que nació o a la que vino buscando desarrollo personal y sintiéndose habitante de una región en la que todos los que viven son arequipeños, porque esa es su razón de trabajar por una tierra que ya tiene más de un millón y medio de habitantes y que está buscando una segunda ciudad para posibilitar que la capital siga siendo lo que es ahora una ciudad fundada por españoles a la manera y usanza de como ordenó el conquistador español Francisco Pizarro y de la que también disfruta la ciudad de Huánuco.
Como es norma vigente en las capitales regionales en la fecha en la que se recuerda su fundación, los trabajadores públicos y privados gozarán de descanso o del pago triple de su salario diario. Lamentablemente los que no tengan trabajo no disfrutarán sino de la fiesta misma participando del corso y de las actividades oficiales organizadas por la Municipalidad Provincial de Arequipa y por las instituciones públicas y privadas.
La Iglesia recordará también el II Congreso Eucarístico Nacional y renovará su fe católica luego de poner el estandarte de la ciudad ante la Virgen de la Asunción gran patrona de nuestra querida tierra.
Arequipeños somos en realidad los que tenemos el privilegio de vivir al pie de los volcanes y recordando las luchas que por las libertades ha cumplido en la historia del Perú el pueblo arequipeño. Estamos orgullosos del pasado que nos dejaron los hombres de ayer y también las mujeres que nos honraron al darnos los hijos que hoy tenemos.
