El verdadero valor de innovar con propósito
REFLEXIONES

La tecnología tiene un rol cada vez más decisivo en la transformación del aprendizaje universitario, destacando por su potencial para generar un impacto en todo el proceso formativo de los estudiantes. Cuando se implementa con un propósito claro, no solo amplía el acceso a la educación para miles de jóvenes, sino que fortalece la autonomía de los estudiantes, eleva la calidad del aprendizaje y optimiza los procesos de soporte técnico institucional.
La tecnología tiene un rol cada vez más decisivo en la transformación del aprendizaje universitario, destacando por su potencial para generar un impacto en todo el proceso formativo de los estudiantes. Cuando se implementa con un propósito claro, no solo amplía el acceso a la educación para miles de jóvenes, sino que fortalece la autonomía de los estudiantes, eleva la calidad del aprendizaje y optimiza los procesos de soporte técnico institucional.
Sin embargo, uno de los grandes desafíos sigue siendo integrar de forma efectiva las herramientas digitales en el día a día. Según el último estudio de EY sobre madurez digital, índice que mide el nivel de desarrollo y capacidad para integrar y utilizar eficazmente las tecnologías digitales en sus procesos, el sector educativo en el país presenta uno de los niveles más bajos, con un índice de apenas 56.22, por debajo del promedio nacional de 61.46. Esta cifra refleja no solo una brecha tecnológica, sino una importante oportunidad para replantear la forma en que concebimos la transformación digital desde las universidades.
Desde nuestra experiencia, apostar por estrategias que pongan al estudiante en el centro es clave. Esto implica diseñar entornos virtuales más intuitivos, apoyados en contenidos interactivos, tutoriales guiados y sistemas de análisis de datos que permitan adaptar los procesos a las necesidades de cada alumno. Gracias a la herramienta Anthology Adopt, nuestros estudiantes acceden a plataformas más eficientes que no solo facilitan la gestión de su aprendizaje, sino que también los empoderan para desenvolverse de manera informada con autonomía y criterio, fortaleciendo habilidades claves para su futuro profesional.
El análisis de datos que generan estas plataformas nos ofrece una visión más clara del comportamiento estudiantil, cómo, de qué manera interactúan con los contenidos, en qué momentos se presentan más dificultades, o qué recursos son los más efectivos. Esta información permite a los docentes anticiparse, intervenir a tiempo, y brindar un acompañamiento más cercano. De esta manera, no solo mejora el acceso a recursos de aprendizaje, sino que se transforma en su totalidad el ecosistema educativo.
En definitiva, la innovación no está solo en incorporar nuevas tecnologías, sino en usarlas de manera estratégica para generar bienestar y oportunidades para toda la comunidad. Cada paso que damos en esa dirección contribuye a construir una educación más inclusiva, equitativa y centrada en el desarrollo integral de las personas. Ese es el verdadero valor de innovar con propósito.
