Machupicchu: trabajo en conjunto y gestión descentralizada
REFLEXIONES

Los problemas estructurales de gobernanza cultural y turística en el sistema de ingreso a Machupicchu demuestran una realidad que no puede seguir ocultándose: la gestión centralizada de nuestra principal joya histórica, turística y cultural está fallando.
Colas interminables, restricciones y entradas agotadas decepcionan a los turistas nacionales y extranjeros que viajan miles de kilómetros solo para quedarse sin conocer nuestro patrimonio. Todo ello viene dañando la imagen internacional del Perú y golpea la economía cusqueña.
La comunidad local, los gremios turísticos y los medios de comunicación de todo el mundo, pendientes día a día de lo que sucede en Machupicchu, cuestionamos la respuesta del Ministerio de Cultura.
Ante esta problemática, reitero el pedido para abrir la puerta del diálogo e iniciar un debate urgente y de fondo: descentralizar la gestión de nuestros patrimonios y que la administración de Machupicchu pase al Gobierno Regional de Cusco.
La gestión de la oferta turística de Machupicchu demanda una atención exclusiva y con personal capacitado localmente para adoptar decisiones inmediatas ante cualquier coyuntura adversa. El centralismo ya no es opción porque ha demostrado que no funciona. No se puede seguir controlando desde Lima nuestro santuario.
Esta descentralización no implica que el Gobierno Regional de Cusco actúe solo. Reafirmamos nuestra disposición al diálogo y coordinación permanente con ministerios, entidades nacionales e internacionales como la Unesco, así como con comunidades locales y gremios turísticos.
El Ministerio de Cultura, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y el Ministerio del Ambiente (Minam) deben continuar como entes rectores en la conservación patrimonial y la gestión ambiental.
Demandamos una gestión compartida, coordinada, descentralizada y de cooperación, en la cual el Gobierno Regional de Cusco pueda adoptar decisiones eficaces y contextualizadas al territorio. No buscamos una autonomía solitaria, sino una cogestión acorde con lo que nuestro santuario exige, asegurando una experiencia turística de calidad para el visitante, protegiendo el patrimonio y garantizando que los beneficios permanezcan en la región.
Es momento de escuchar a quienes viven, trabajan y entienden la realidad del territorio cusqueño. Nuestro llamado al diálogo no puede seguir siendo ignorado. La propuesta para que el Gobierno Regional de Cusco administre la oferta turística de Machupicchu debe valorarse como un punto de partida para una conversación de país.
El Santuario Histórico de Machupicchu, reconocido como patrimonio mundial, merece una gestión a su altura para recuperar el liderazgo turístico. Descentralizar no es dividir, es fortalecer.
