Cometas hechas a mano siempre surcan los cielos de Arequipa

Por: Daniela Santander R. Fotos: Miguel Zavala D.

Con apenas unos soles, los mistianos aún pueden revivir esta práctica.

Cada agosto, el cielo de Arequipa se llenaba de cometas que poblaban barrios y pampas. Estos juguetes, confeccionados con papel sedita, cortadera o carrizo para el armazón y unidos por pabilos, eran parte de la diversión infantil en la ciudad. Su elaboración no es tan complicada, el verdadero desafío era hacer volar la que tu confeccionaste, las cometas compradas no valen. Pues se necesita mucha ciencia para asegurar un vuelo perfecto, cuadrar medidas y balances perfectos es el verdadero reto. Hoy este arte vuelve con nuevos aires entre los más jóvenes.

El historiador Helard Fuentes recuerda que, además de los trompos en la “olla”, las cometas eran protagonistas de la infancia arequipeña, sobre todo en agosto, cuando el viento las ayudaba a elevarse. Algunos niños las hicieron planear con cordoncillos en diferentes distritos de la ciudad, y hasta se organizaban competencias para medir destrezas y creatividad.

El vuelo de las cometas no estaba solo en el aire, también era un ejercicio de paciencia, cálculo y orgullo. Verla alzarse representaba un triunfo colectivo, ya que muchas veces los amigos o familiares colaboraban en el armado y en el momento de echarla a volar.

Junto a este juego, la niñez arequipeña compartía otras formas de entretenimiento como los soldaditos de plomo, el carrito de cojinetes, el salta borrego, la rayuela, los yo-yos y otros que hoy se recuerdan con nostalgia. Sin embargo, la cometa tiene un valor especial: es convertir un pedazo de papel y carrizo en un sueño que puede tocar el cielo.

Cometas caseras son la sensación.

En la actualidad, construir una cometa sigue siendo posible con muy poco. El carrizo cuesta alrededor de S/ 1, el papel sedita o celofán no pasa de S/ 4 y la cuerda puede encontrarse desde S/ 2 o adaptarse con alguna que se tenga en casa. Con paciencia y cuidado en las medidas, cualquier persona puede confeccionar la suya y revivir la experiencia de antaño.

Además, siempre se puede armar una cometa en casa siguiendo pasos sencillos: cortar dos carrizos y unirlos en cruz, reforzarlos con pabilo, cubrir la estructura con papel ligero y pegar cuidadosamente los bordes. Después, basta ajustar la cuerda y probar el equilibrio colocando una rabera. Existen numerosos tutoriales en YouTube que explican el proceso de manera clara y práctica, pero lo cierto es que nada se compara con hacerla uno mismo y luego ver cómo el esfuerzo cobra vida en el cielo arequipeño.

Destacan cometas creativas.

En Arequipa, las pampas de Cerro Juli, Characato, Yura, Sabandía y Cayma son algunos de los lugares más visitados en agosto para volar cometas. Allí, familias enteras se reúnen en tardes soleadas, llenando el cielo de colores y compartiendo un juego que une generaciones.

También se debe recalcar que en la ciudad las actividades que involucran las cometas siempre están presentes. Por ejemplo, tenemos el 4.º Festival de Cometas Artesanales “Recuperando los juegos de antaño”, que se celebrará el sábado 30 de agosto en Cayma. Aquí se contempla premios para las categorías de cometa más alta, más lejana y más bonita, tanto en primeros como en segundos y terceros lugares. Son actividades que prometen reunir a decenas de familias entusiastas que volverán a hacer del cielo un espectáculo de creatividad y color.

Cometas para todos los gustos.

Así, cada agosto se renueva la oportunidad de rescatar esta tradición. Armar y elevar una cometa no solo es un juego, es un acto de memoria y de reencuentro. Una invitación para que familias, niños y jóvenes de Arequipa se reúnan en plazas y pampas, y vuelvan a llenar el cielo de colores como lo hicieron generaciones atrás.

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