¿Quién escribió Jorge o el hijo del pueblo?

La novela histórica arequipeña de las revoluciones de la década de 1850.

Por Carlos Meneses Cornejo

ESPECIALES DE AREQUIPA: Los arequipeños que yo conocí

María Manuela Nieves y Bustamante.

María Nieves y Bustamante nació en la solariega y virreinal casa signada con el 102 de la calle San Pedro esquina con calle Melgar y es bautizada en la parroquia de San Antonio Abad, hija de un profesor de farmacia, Don Emilio Nieves y Manuela Bustamante, recibiendo el nombre de María Manuela Nieves y Bustamante.

Se sabe que siendo muy joven quiso abrazar la vida religiosa contemplativa, pero se lo impidió la muerte de su madre, desistiendo de este propósito y dedicándose al cuidado de la salud de su padre.

Esa casa ha sido propiedad de la familia Agramonte y que la familia Nieves ocupó el primer y segundo patio, lo más resaltante y sobresaliente en esa casona de arquitectura arequipeña es la hermosa capilla que hasta hoy subsiste gracias al empeño de su nuevo propietario el Dr. Zevallos Urday.

Su padre, por motivos laborales, fue a vivir al Cusco y ella le remitió la que sería su entrada triunfal a la literatura, contándole en una extensa misiva con lujo de detalles los funerales de los restos de don Miguel Grau y que se dieron con toda solemnidad en la Catedral de Arequipa. Era tal la belleza de la narrativa utilizada por María Nieves, que decidió publicar su padre la misma en un periódico de circulación cusqueña.

Narraba también con ansiedad la solicitud de armamento para nuestras tropas que se hallaban en Mollendo asediadas por el enemigo.

Escribió en los periódicos La Bolsa, El Deber, El Pueblo y El Perú Ilustrado y alternaba esa tarea como socia de la Unión Católica Arequipeña, siendo miembro activa del Círculo de la Inmaculada de la iglesia de San Francisco y asidua Terciaria dominicana, devota del Dulce Nombre de Jesús, imagen hasta hoy venerada en el templo de Santo Domingo.

En 1892, publicó la primera edición de “Jorge o El hijo del Pueblo” en la imprenta La Bolsa de Francisco Ibáñez; la segunda edición salió en 1940, en un tomo de dos partes; en 1983 cuando dirigí la Corporación Departamental de Desarrollo de Arequipa publicamos una edición y quien escribió el prólogo fue el Dr. Enrique Chirinos Soto, quien reclamaba que Arequipa estaría en deuda con el general Vivanco al no existir en la ciudad un monumento que proclame sus pasadas hazañas.

Las revoluciones de 1851 y 1856 se dieron entre el bando Vivanquista y Castillistas, peleando en sus filas San Román y el poeta arequipeño Benito Bonifaz

RECONOMIENTOS

En 1929 el alcalde Federico Emmel le otorgó la medalla de la ciudad. En 1940 al cumplirse el IV centenario de fundación de Arequipa le otorgaron la medalla de oro del IV centenario y el 1947 el escudo de la ciudad.

En uno de mis tradicionales andares por la ciudad que desde pequeño procuré, caminando por la calle Olímpica, en los alrededores del estadio Melgar, escuché una dulce melodía ejecutada en un piano, de una manera muy hermosa y que hasta hoy recuerdo; lo que me obligó a tocar el timbre de la casa de donde procedían las notas llenas de armonía, quien me abrió la puerta era una mujer, muy mayor, de un vestir modesto y recatado me refirió que era ella quien tocaba de esa manera el piano y que la casa era de un pariente suyo, al enterarme del nombre de aquella dama, me impresione de tal manera que nunca imaginé tocar un timbre y que quien me atienda fuese esta gran autora arequipeña.

En esta casa de la calle San Pedro 102 vivió María Manuela Nieves y Bustamante.

Con los años me enteré que otro de los oyentes casuales que anduvieron por esas calles, escuchó por ese tiempo tocar el piano a María Nieves, era Benigno Ballón Farfán, quien alcanzó a verla tras la reja de una ventana, ejecutando con magistral armonía el vals Arrullo que había compuesto el gran autor y que había nacido en el Campo Redondo de San Lázaro y en donde en este año se inició el paseo del Estandarte de Arequipa cuyo destino fue el altar de la Virgen de la Asunción, cambiándose el recorrido empezando en Campo Redondo, Jerusalén, Zela, Santa Catalina y siendo recibido por monseñor Raúl Chau, obispo auxiliar de Arequipa, quien con solemnidad lo colocó a los pies de la Patrona de Arequipa.

María Manuela Nieves y Bustamante muere a los 86 años 6 meses y 16 días a las 4 p. m. del 28 de octubre de 1947, en su sepelio hablaron: Vladimiro Bermejo, Teodoro Núñez Ureta, Francisco Mostajo y la primera abogada arequipeña, la Dra. Columba Valdivia. Al día siguiente, en La Apacheta, en representación del Consejo Provincial que organizó el sepelio, tomó la palabra el regidor Arturo Villegas Romero, quien fuese tristemente asesinado por militares del régimen de Odría en 1950.

Los escenarios que detalladamente narra Nieves y Bustamante, existen hasta el día de hoy, por ejemplo, la casa signada con el 305 de la calle Melgar, hay quienes piensan que ahí vivió Jorge el protagonista de la novela, pero realmente fue el Cuartel de los Inmortales, siendo la casa de Jorge en la que vivía con sus tíos una casita frente a la puerta de ingreso al monasterio de Santa Teresa.

El Fuerte Malakoff fue protagonista de la más sangrienta lucha, Benito Bonifaz quien ya era teniente coronel murió allí heroicamente de un balazo, emulando con su muerte el bello verso del himno de Arequipa, “que por siempre tendrás juventudes que renueven laureles de ayer”.

Admitimos que es difícil encontrar Jorge o el Hijo del Pueblo, pero que es obligación de los arequipeños, nacidos o venidos a Arequipa para conocer esta ciudad y cómo se defendieron las libertades ciudadanas consagradas en la Constitución, esta es pues una tierra en la que se teme el toque de campanas pues será secundada por el viril grito, “¿por quién luchamos hoy?”

Se cree que en la casa signada con el 305 de la calle Melgar vivió Jorge, el protagonista de la novela.

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