Por: Carlos Meneses

“La tarea es de todos los peruanos, previa renuncia a intereses menores a la grandeza del país”.

La vorágine política que comenzó cuando el presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, puso su cargo a disposición del presidente de la República no termina. Al contrario, se agudiza cada día con acciones, decires y las confrontaciones persisten en quienes debieran buscar soluciones de paz y de armonía.

El Ejecutivo y el Poder Legislativo no se animan a dar los pasos que son indispensables para entenderse, para resolver trabajar juntos en la tarea de salvar un país que ha venido sumando los enfrentamientos y no buscando la concertación.

Nadie, siquiera, se ofrece de mediador y hay muchos que creen que las puertas de una intervención así se cerraron para la Iglesia o para el Consejo de Estado. Las voces en el Congreso y en el Consejo de Ministros parecen ser de habitantes de otro mundo que están olvidando que por encima de todo los peruanos tenemos que salir de la incómoda situación que enfrentamos.

Aquí no hay 2 mundos, aquí hay un solo país y los peruanos conformamos una nación que superó todas nuestras tragedias anteriores. Tenemos el derecho de garantizar futuro para los jóvenes, la niñez y la manera única es dialogando, dejando de lado lo pequeño por lo grande. Así como pensaron los héroes de la Independencia o los gobiernos sucesivos en los 200 años de la República. Este es un momento incómodo, pero no insalvable.