Huacané rebelde: 198 años de historia
Por Fernando Chuquipiunta M.
Huancané es una indómita provincia del departamento de Puno, en el sur del Perú, célebre como la tierra de los “matacuras y walawalas”. Resguardada por los imponentes cerros Poqopaka y Santa Bárbara, su historia se remonta a los albores de la República. El 21 de junio de 1825 fue reconocida como parte de la Intendencia de Puno y, posteriormente, el 19 de setiembre de 1827, un decreto dispuso que el pueblo de Huancané se constituyera en capital de la provincia que lleva su nombre.
ADEMÁS, ATESORA UNA RICA HERENCIA CULTURAL Y NATURAL
En la época de los incas, Huancané ocupó un lugar estratégico como paso obligado en la ruta hacia Chuquiago (actual La Paz), convirtiéndose en un nodo clave dentro del vasto sistema de comunicación del Tahuantinsuyo. Posteriormente, durante el periodo colonial, entre 1717 y 1785, formó parte del Obispado de La Paz. Sin embargo, debido a la reorganización territorial dispuesta en 1782, Huancané se integró a la Intendencia de Puno, y en 1796 pasó a formar parte oficialmente del Virreinato del Perú, marcando su incorporación definitiva a la jurisdicción peruana.
Durante la época colonial y republicana, los huancaneños demostraron un notable espíritu combativo y rebelde frente a la opresión ejercida por los hacendados y las autoridades coloniales. Participaron activamente en las grandes rebeliones andinas, como la liderada por Túpac Amaru II en 1780 y la de Pedro Vilcapaza Alarcón en 1782, durante las cuales Huancané fue incendiada y los opresores expulsados. En ambas gestas, los huancaneños se sumaron con valor y determinación, contribuyendo a la resistencia indígena contra las injusticias del sistema colonial. Posteriormente, el pueblo fue repoblado con migrantes bolivianos, incluyendo a figuras como Juan Gonzáles de la Rivera y Miguel Santa Cruz Miranda después de 1765, así como refugiados de Achacachi (Bolivia) y Arequipa, perseguidos a raíz de los levantamientos por la independencia boliviana.
El segundo gran levantamiento ocurrió bajo el liderazgo de Juan Bustamante Dueñas (1866-1868), en coordinación con pobladores de otras provincias como Azángaro y Lampa, contra el coronel Andrés Recharte, representante del poder central. Finalmente, la Rebelión de Huancho Lima (1923), durante el gobierno del presidente Augusto Bernardino Leguía y Salcedo (1919-1930), vio al ideólogo y líder Carlos Condorena Yujra ser declarado presidente de la Nueva República Aymara Tahuantinsuyana del Perú, con su capital en Huancho Lima, conocida como la Ciudad de las Nieves, un lugar emblemático para la reivindicación de los derechos de la cultura aymara.

BELLEZAS NATURALES
Huancané atesora una rica herencia cultural y natural. Entre sus joyas arquitectónicas destaca la iglesia de Santiago Apóstol, cuya construcción se inició en 1700 y concluyó el 12 de octubre de 1722. Este templo resguarda valiosas pinturas religiosas pertenecientes a la reconocida escuela cusqueña.
La provincia también ofrece notables atractivos naturales, como las playas ecoturísticas de Chakawki, en el centro poblado de San Pedro de Huarisani; el delta de Coasía; el fértil valle de Piata; las cristalinas aguas de Juntuma; y las islas del Rosario, que se extienden desde la península de Jonsani hasta Moho.
TRADICIONES Y COSTUMBRES
El patrono de la ciudad de Huancané es Santiago Apóstol, cuya festividad se celebra cada 25 de julio, aunque en la actualidad ha perdido parte de su antiguo esplendor. No obstante, las celebraciones más significativas son la Festividad de la Santísima Virgen del Rosario y la Festividad de la Santísima Cruz del 3 de mayo, esta última declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2015 por el Ministerio de Cultura, gracias al impulso del historiador huancaneño Leoncio Mamani Coaquira (Cachucho). Ambas fiestas se viven al son de las zampoñas y al vigoroso ritmo de la gran danza guerrera de los Chiriwanos, reconocida desde 2003 como expresión esencial en el día central de la Festividad de la Santísima Cruz.
