Las monjas que se van

Por: Carlos Meneses

Diez carmelitas peruanas están viajando, para no volver, a un convento español de clausura con el permiso y apoyo de la Iglesia.

Diez monjas carmelitas de clausura que estaban instaladas en un monasterio de Manchay, en Lima, se han ido del Perú porque se cansaron de vivir cerca de Lima, una ciudad que se ha vuelto violenta y ahora por un acuerdo entre el Arzobispado de Lima y otro español se han ido a repoblar un lugar que fue cerrado como monasterio por no tener religiosas suficientes. El cambio se hizo de acuerdo a las normas de la orden y a la tranquilidad que requiere una clausura religiosa.

Carlos Castillo, arzobispo de Lima, y el obispado español al que están destinadas las religiosas, se preocuparon mucho de la tranquilidad que requerían las siervas de Dios que ya están de viaje. En todo el mundo el número de vocaciones sacerdotales y también de religiosas ha disminuido lo cual es motivo de angustia para la Iglesia, pero las peruanas se cansaron de esperar soluciones que no consiguen los gobiernos y han preferido irse.

En Arequipa hay un convento de religiosas carmelitas desde el año de 1710 y se sabe que el número de miembros de la congregación también preocupa, sobre todo, porque la clausura es muy exigente para quienes en tal tipo de congregaciones viven dedicadas exclusivamente a la oración por los demás.

Ojalá no lleguemos a los extremos de las carmelitas de Manchay y en todo caso que no se vayan nuestras carmelitas peruanas.

No se crea que es distinta la situación en todos los conventos y congregaciones religiosas masculinas y femeninas, mientras el clero hace esfuerzos para formar más sacerdotes y monjas.

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