La muerte de Jaime Chincha
Los momentos de dolor tienen que compartirse.
El que se conozca la muerte del periodista Jaime Chincha, ocurrida en la mañana de ayer en Lima, es una noticia que conmueve y enluta al periodismo nacional no solo por la labor cumplida por Chincha sino porque su fallecimiento significa el fin de una vida joven dedicada a combatir muchos de los errores que cometió el gobierno de los últimos años.
La noticia pareció increíble para quienes estábamos acostumbrados a leer su columna dominical en el diario La República y también por la valentía con la que trataba temas nacionales. Es una pena su deceso sobre todo por parte de quienes tuvimos el gusto de ser sus amigos en vida y suponemos que muchos de sus lectores estarán compartiendo el dolor de su temprana muerte, después de haber hecho un retorno a la televisión peruana y escribiendo para su columna Pie de página.
La realidad es que Chincha fue uno de los periodistas más auténticos que ha tenido el país y que cuando le pusieron murallas en su camino las rechazó abandonando su programa habitual de las 21 horas en la televisión limeña, pues no podía soportar las presiones que le hacían desde afuera.
Es de suponer que nuestro dolor lo compartirán muchos otros que desearían que las libertades plenas rijan en el país y que nadie esté amenazado por los gobiernos que se acercan a lo antidemocrático como era el caso de Jaime Chincha.
Esperamos que en todo el país se sienta la pena que nosotros lamentamos, a los 48 años una persona aún es joven más aún para un muchacho que no dejó de tener fe en el futuro de la democracia y del entendimiento entre peruanos.
