Por: Julio Lopera Quintanilla – Centro Cultural UNSA

Abayat es una exposición de abayas, vestidos tradicionales de las mujeres musulmanas. Es una muestra sui generis en la que se fusionan el mundo musulmán con el diseño y con la artesanía peruana. Es homenaje a la mujer musulmana y que tiene un hondo significado.

Abayat, en el 482 aniversario de Arequipa

Se trata de devolver la importancia de la influencia del mundo árabe, que llegó hasta nosotros a través de los conquistadores españoles, influencia que se dio en varios ámbitos de la cultura como: arquitectura, comidas, costumbres y moda y que se expresan en el clásico ejemplo de la estampa de la tapada limeña, heredera de la tradición árabe y que es tapada, no por obligación – como en el Medio Oriente – sino por libre elección para jugar en la calle con la coquetería.

Abayat devuelve al mundo árabe lo que éste nos legó por medio de España, con hermosas prendas bordadas llenas de imágenes de Perú, de Arequipa y del Colca. Es una colección en la que el diseñador aporta, con una riqueza que sorprende por sus diversas formas y colores aplicados con hermosos bordados, utilizando siempre el algodón, al ser éste un material muy apropiado por el clima caluroso, en el que se desenvuelve la vida de las damas de Medio Oriente.

José Miguel Valdivia, embajador de la marca Perú y reconocido diseñador de nivel internacional – quien diseña con gran talento sus propias líneas – este mes nos regala en el local de la Alianza Francesa una muestra sin par, que celebra la artesanía arequipeña, habiendo dejado mucho que hablar en la Expo Dubái 2020, al haber sido una de las exposiciones más concurridas y celebradas del Pabellón Perú.

En estos días tuve el privilegio de conversar con este reconocido artista de la moda. Vamos con la conversación.

José Miguel, ¿qué es la Arte para ti?

El Arte es una de las más importantes expresiones del ser humano. Es el medio por el que expresamos lo que tenemos dentro y llevamos hacia los demás. Es eso que, luego, se convierte en una expresión grupal y hasta de identidad, en el caso de algunos colectivos culturales, de países o naciones.

¿Se explica tu obra, en gran parte, por un grado de fusión cultural?

A mí me tocó salir del Perú, ir a París para darme cuenta que lo que estaba haciendo, tenía una carga cultural diversa. Mi padre fue de Ayacucho, mi madre arequipeña, soy limeño, así se explica esa fusión cultural completa. Mucho de mi trabajo incluye cosas que se refieren a temas peruanos.

¿Cómo llegas a formular la propuesta que realizas?

Yo vengo a trabajar a Arequipa en la empresa Prosur; allí empiezo a investigar el bordado arequipeño del Colca, para aplicarlo a la ropa. Luego trabajamos muchos aspectos de inspiración arequipeña, hasta que aparece una chica peruana que vivía en Emiratos Árabes y que armó una misión comercial para llevar tejidos de Alpaca al mundo árabe, pero sucedió, que conversando, me explicó el tema de las técnicas musulmanas y de la moda que se está creando allá, alrededor de esas túnicas y me propuso que investigara e hiciera una propuesta con bordados peruanos.

En el Perú existen diferentes estilos y técnicas de bordado, en cada región. ¿Por qué escogiste los bordados del Colca?

Por mi experiencia, el bordado más manejable para este proyecto era el bordado del Colca. Los otros bordados suponían mucha complicación. Yo tenía mayor relación con los bordados del Colca, para poder dirigir el trabajo sobre esta prioridad.

¿Prosperó la propuesta de la misión comercial o ésta no pudo concretarse?

Esta propuesta de la misión comercial no se llevó a cabo, pero la idea quedó guardada y aparecieron dos o tres momentos, con amigos de diferentes lugares, que me hablaron del mismo tema: “La emergente moda musulmana” hasta que aparece Expo Dubái con su hermoso pabellón Perú en la Expo. En esa ocasión me atrevo a hacer una propuesta a Promperú, que es la organización que maneja el pabellón Perú en la Expo. Yo hice llegar esta propuesta de moda, para encajar en lo que se llama Modest Fashion, la moda musulmana de la modestia, lograda con mis túnicas musulmanas.

¿Qué proceso sigues para crear?

Soy un cachivachero por excelencia. Una de mis amigas de París se burlaba de mis cajas de sorpresas, yo colecciono cosas que hacen referencia, que me inspiran, pero que no, necesariamente, voy a usar inmediatamente; a veces están tres meses o un año, guardadas; colecciono estas cosas para hacer después mi diseño. También miro mucho en los viajes, en caminatas: miro ropa, artesanías, arquitectura y, todavía, tengo mis cajas; gran parte de ellas las tengo en un archivo digital, que es ahora mi caja digital.

¿Qué compras? ¿Cómo haces para que lo que compras te sirva?

Yo compro telas y broches; compro, pero lo digital ahorra espacio. Al momento de crear una colección, cruzo información de imágenes, de materiales, de cosas que tengo.

¿Qué quisieras que toda persona, que vea tu ropa, sepa?

Al ver mi trabajo, sabrán que hay un gran amor por mi país, porque de una manera incluyo detalles pequeños y grandes. Yo gané una beca que otorgó Yves Saint Laurent, París para el Instituto Francés de la Moda.

¿Qué consejo repites más?

Cuando hablo a los estudiantes, mi consejo es que aprendan todo desde la base y conozcan el dominio de la técnica y de los materiales, porque dominando eso se consigue lo que se quiera. Otro consejo que doy, siempre, es creer en lo que uno hace, creer en uno mismo y no desmayar, no frenarse. Finalmente: confianza en Dios porque Él va a proveer.

Tener plazos de entrega, ¿te agobian?

Siempre, pero si no nos ponemos plazos, ¿cómo llegamos a terminar un trabajo?

¿Qué retos tienes por delante?

Tengo dos o tres proyectos que quiero sacar adelante y que son la continuación del proyecto que estamos exponiendo, pero que tienen que ver con las demás Regiones del Perú. Este reto implica convencer a las instituciones gubernamentales, para que dichos proyectos funcionen en el futuro.

¿Qué piensas del Arte contemporáneo en el Perú? ¿Crees que hay suficiente apoyo por parte de las autoridades, en lo que respecta a nuestros talentos?

El Arte contemporáneo peruano ha tenido un auge en los últimos tiempos, pero siento que los artistas jóvenes, en su mayoría, no están conectados con lo que sucede en el resto del mundo y siguen corrientes, algo ya pasadas, y no quieren mirar las nuevas tendencias que se están dando en el mundo. No se trata de copiar lo que hacen en otros lados, pero sí de conectar con estos movimientos artísticos.

En relación a la segunda interrogante, debo decir que siento que no es sólo descuido o falta de las autoridades, sino también de las propias escuelas: lo que falta es incentivos como bienales de arte y diseño.

¿Cómo fue tu experiencia en tiempos de pandemia?

La pandemia nos golpeó duramente a todos. Mientras en pandemia, muchos amigos artistas pasticos se ocuparon en producir, en mi campo fue más difícil porque yo trabajo con talleres y con manos ajenas y, mi trabajo, depende también de materiales de diversos tipos. Cuando se fue atenuando el peligro de la pandemia, comenzamos a producir objetos y prendas utilitarias, en pequeñas series, para generar ingresos a las personas que trabajan conmigo. Difícil pero no imposible, sólo hay que tener voluntad y empeño.