El tráfico le ‘roba’ 15 días al año a cada arequipeño en este 2025

Por Jorge Turpo R. Fotos: Jorge Esquivel Z.

Reciente informe revela que el tiempo perdido en el caos vehicular se triplicó en los últimos años.

OBRAS VIALES SON OTRO PROBLEMA

Arequipa parece moverse cada vez más despacio. En 2024, un arequipeño promedio perdía cinco días al año atrapado en el tráfico. Hoy, según un informe reciente de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), la cifra se triplicó, son quince días al año los que se esfuman entre bocinazos, semáforos eternos y combis abarrotadas.

Son 378 horas al año que la ciudad le roba a cada ciudadano, horas que podrían ser tiempo en casa, en el trabajo o simplemente descansando.

El problema dejó hace rato de ser una molestia. En Arequipa, el tráfico se ha convertido en un fenómeno que erosiona la calidad de vida, la productividad y la salud.

Un trayecto de apenas 30 kilómetros puede tomar hasta dos horas en hora punta, según datos de REDES (2025).

Mientras tanto, el 48 % de los jóvenes considera que el transporte público es desordenado, caro o peligroso, y casi la mitad afirma que esta situación afecta directamente su rutina diaria.

La causa del caos es estructural. La flota de buses urbanos envejece y su renovación resulta casi imposible. Los costos de mantenimiento y combustible subieron más del 40 % en los últimos años y el pasaje urbano se mantiene congelado en un sol desde el 2016.

En paralelo, las combis informales o las denominadas “loncheritas”, proliferan. Cobran el doble del pasaje, no tienen seguros ni revisiones técnicas, y agravan el riesgo de accidentes.

Pero detrás de las cifras, el verdadero problema es más profundo: la falta de dignidad en el servicio.

Hace más de dos décadas que Arequipa espera la implementación total del Sistema Integrado de Transporte (SIT). Lo que comenzó como una promesa de modernización se ha convertido en una deuda.

Para el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa, Carlos Fernández, se necesita liderazgo, decisión y un trabajo conjunto entre autoridades, operadores y ciudadanía.

Presidente de la CCIA, Carlos Fernández.

“Sobre todo —advierte—, escuchar a quienes viven el problema todos los días”. Porque cada minuto en el tráfico no solo es tiempo perdido, es vida desperdiciada.

AUTOS NUEVOS, CIUDAD VIEJA

Mientras el transporte público colapsa, el número de autos particulares crece sin freno.

Hasta agosto de este año se han vendido 13 931 vehículos nuevos en Arequipa, un incremento del 23 % respecto al 2024, cuando se registraron 11 133.

Si la tendencia continúa, al cierre del 2025 ingresarán más de 22 mil vehículos nuevos a las calles, según proyecciones del sector automotor.

Lo que a primera vista parece una señal de recuperación económica, en realidad está acelerando el deterioro de la movilidad urbana.

Fernández, lo resume con una advertencia: “Se necesita un plan vial integral. No podemos seguir recibiendo vehículos nuevos sin retirar los que ya cumplieron más de 20 años. Urge un bono de chatarreo”.

La propuesta apunta a implementar un programa de incentivos para quienes entreguen sus autos antiguos a cambio de un bono económico, de modo que esas unidades salgan definitivamente de circulación.

Paralelamente, plantea gravar los vehículos viejos y ofrecer beneficios tributarios a los nuevos o con menos de tres años de antigüedad. Pero, hasta ahora, el plan de chatarreo solo existe en el papel.

AVENIDAS SIN DESTINO

El parque automotor crece, pero la ciudad no. Arequipa mantiene las mismas avenidas estrechas y congestionadas que hace una década. Los proyectos viales que podrían aliviar el tráfico siguen inconclusos o postergados.

La prolongación de la avenida La Marina, la interconexión de la avenida Metropolitana con la Variante de Uchumayo y la avenida de la Cultura hacia Paucarpata son obras que podrían aliviar el tránsito en varios sectores, pero avanzan a paso lento o no han comenzado. Tampoco se concretan los anillos viales norte–sur ni los ejes que podrían redistribuir la carga del tráfico.

Para Fernández, no se trata solo de más autos, sino de falta de planificación. “El crecimiento económico impulsa la venta de vehículos, pero sin infraestructura vial adecuada, el progreso se convierte en un problema”, advierte.

Y tiene razón. En Arequipa, tener un auto ya no significa movilidad. Muchas veces implica quedarse atrapado en los mismos atascos que se buscaba evitar.

El mercado automotor, además, muestra una tendencia preocupante. Los vehículos más vendidos no son compactos, sino las “loncheritas” y camionetas SUV, más grandes y contaminantes, que ocupan más espacio en vías ya saturadas.

CIUDAD DETENIDA

Cada auto nuevo que se vende en Arequipa es, al mismo tiempo, un símbolo de progreso y una señal de alarma.

Si la ciudad no toma medidas urgentes, el ingreso de 22 mil vehículos nuevos este año será apenas un preludio del colapso.

El tránsito, que alguna vez fue solo una incomodidad cotidiana, hoy representa una pérdida masiva de tiempo y de salud mental.

Son quince días al año que desaparecen en el humo de los escapes, en la impaciencia del claxon y en la resignación diaria de miles de ciudadanos que llegan tarde a todo.

Arequipa necesita decidir pronto si seguirá acumulando autos sin rumbo o si, por fin, comenzará a planificar el futuro de su movilidad. Porque mientras la ciudad se detiene, la vida sigue avanzando sin esperarla.

comentario en

  1. Metrópolis y zonas rurales de Arequipa, con grave crecimiento de inseguridad ciudadana y patrimonial, requieren estadísticas que deben obrar en Banco de Datos (MPA) con detalles de observaciones y atrasos del (PDM) pendiente. Por presunta incompetencia funcional y costas, es ineludible sistematizar la Planificación Integral del PDM en Plataformas Tecnológicas Corporativas, con autoridades, entidades públicas, privadas y ciudadana/os organizados.

Dejanos un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked with *.