La urgencia del humanismo

digital  en Perú: la ley, la

brecha y la batalla por el 2026

La inteligencia artificial (IA) es la fuerza que redefine nuestra sociedad.

Por Alicia Barco Andrade

Comunicadora, docente, empresaria y política.

Docente y empresaria, Alicia Barco Andrade.

En Perú, mientras nos preparamos para las Elecciones Generales de 2026, la IA se presenta como un campo de batalla con cuatro frentes urgentes. Si bien la promulgación de la Ley N.° 31814 es un paso necesario para establecer una gobernanza, esta legislación se enfrenta a una realidad compleja que va mucho más allá de las normas.

La discusión sobre la inteligencia artificial (IA) en Perú, si bien ha avanzado con la Ley N° 31814, se enfrenta a una realidad mucho más compleja que la simple existencia de una regulación. La brecha digital —la dramática diferencia de acceso a internet entre lo urbano (73.4 %) y lo rural (27.6 %)— es el obstáculo estructural más visible, limitando la equidad; sin embargo, no es el único desafío.

Para asegurar un Humanismo Digital en las Elecciones Generales de 2026, el país debe enfrentar cuatro problemas interconectados que amenazan la democracia y la justicia:

El problema de la IA en Perú no se reduce a uno solo. Es una amenaza que actúa en capas:

La Brecha Estructural (Inclusión): Es el desafío más tangible. La IA es una tecnología para una minoría: el 73.4 % de los hogares urbanos tiene internet, frente a solo el 27.6 % de los rurales. Sin una inversión acelerada en conectividad, la Ley 31814 es ineficaz para la mayoría, ampliando la desigualdad en lugar de reducirla.

La Desinformación Electoral (Integridad): De cara al 2026, la IA es el arma más potente para la manipulación. La producción masiva de deepfakes y la micro-segmentación algorítmica polarizan el debate público y erosionan la confianza en las instituciones. Nuestro proceso electoral está en riesgo directo.

Los Sesgos Éticos (Justicia): Los sistemas de IA no son neutros. Si se entrenan con datos que reflejan la desigualdad histórica peruana, perpetuarán el sesgo algorítmico en la justicia y el empleo. La falta de transparencia en la «caja negra» de la IA compromete además derechos fundamentales como la rendición de cuentas.

La Brecha de Talento (Soberanía): A largo plazo, la escasez de especialistas locales nos condena a la dependencia tecnológica. Si Perú no forma a sus propios expertos en Ética de la IA y Ciencia de Datos, adoptaremos soluciones extranjeras que no se adaptan a nuestras necesidades, perdiendo soberanía tecnológica.

La Solución: Un Contrato Social de Humanismo Digital

Para que la IA sea una fuerza liberadora, y no una fuente de nuevas desigualdades para el 2026, necesitamos un liderazgo compartido guiado por el Humanismo Digital:

Gobierno (Infraestructura y Gobernanza): Debe acelerar la inversión para cerrar la brecha digital y garantizar la conectividad como un derecho fundamental. Además, debe implementar la Ley 31814 con un enfoque ágil y crear un comité ético que vigile los riesgos de la IA.

Empresas (Ética del Diseño): Tienen la obligación de ir más allá de la ley, adoptando estándares como la ISO 42001 para asegurar que sus algoritmos sean justos y transparentes, poniendo la dignidad humana en el centro.

Sociedad (Educación y Crítica): La mejor defensa es la alfabetización digital y ética masiva. Debemos capacitar a los ciudadanos para que detecten deepfakes y cuestionen los sesgos, fortaleciendo el pensamiento crítico como el pilar de la democracia digital.

RESALTAR

La Ley 31814 es nuestro cimiento. El Humanismo Digital es la brújula ética. El desafío para el Perú es transformar esta amenaza cuádruple en una oportunidad inclusiva, asegurando que cada ciudadano, desde la capital hasta el rincón rural más remoto, sea el principal beneficiario de la revolución de la inteligencia artificial.

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