“La comunicación clara es una obligación del Estado para prevenir conflictos sociales”

Por Jorge Turpo R.

Rolando Luque participó en sesión plenaria Lenguaje claro y accesible. El exjefe de la oficina de diálogo de la PCM, Rolando Luque Mogrovejo, destacó en la plenaria: “Lenguaje claro y accesible”, que las mesas de diálogo fracasan en el Perú por la falta de comprensión entre las partes, a pesar de que hablan el mismo idioma.

HOY CONCLUYE EL X CONGRESO DE LA LENGUA

El lenguaje no es neutro ni inocente. Puede incluir o excluir, construir confianza o provocar desconfianza, abrir puertas al diálogo o encender conflictos. Esa fue la tesis central que defendió el exjefe de la Oficina de Diálogo y Sostenibilidad de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), Rolando Luque Mogrovejo, durante su participación en la sesión plenaria Lenguaje claro y accesible del X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) que se realiza en Arequipa.

Luque sostiene que existe un derecho que aún no ha sido reconocido formalmente pero que atraviesa la vida social, política y jurídica de cualquier país: el derecho a comprender. Puede parecer una obviedad, pero no lo es. “Negarle a alguien la comprensión de un asunto que le concierne es una forma de violencia estructural y cultural”, aseguró.

Ese derecho, que no aparece expresamente en la Constitución peruana, podría —según explicó— sustentarse en el artículo 3, que reconoce derechos innominados derivados de la dignidad humana.

“El derecho a comprender es un derecho de expansión”, dijo. “No sabemos todavía hasta dónde puede llegar, pero su relevancia es enorme: protege la libertad, el acceso a la información, la construcción de ciudadanía, la deliberación pública y la defensa de los derechos”.

Comprender, dijo, es una forma de poder. Quien no comprende es vulnerable frente a quien controla el sentido de las palabras y la información.

En los procesos de diálogo social en el Perú, sobre todo en conflictos por minería, agua, territorio o servicios públicos, las palabras se convierten en herramientas de poder.

“Las viejas inercias de la administración pública han hecho creer que basta comunicar para que haya comprensión”, afirmó Luque.

Pero comunicar no es informar, e informar no siempre significa hacerse entender.

En las mesas de diálogo entre autoridades y comunidades se encuentran mundos lingüísticos opuestos. Los funcionarios usan un lenguaje técnico-burocrático que invoca “planes estratégicos”, “políticas públicas” o “presupuestos por resultados”.

Los abogados del Estado hablan en base a artículos e incisos. Los políticos recurren al discurso vacío cargado de promesas. Y frente a ellos, los dirigentes sociales responden con frases directas y sabiduría práctica. El resultado, dijo, es que la gente siente que el Estado “no habla para explicar, sino para confundir”.

No es un detalle menor. “No hay comprensión sin accesibilidad y no hay accesibilidad sin lenguaje claro”, insistió.

Cuando el lenguaje se vuelve inaccesible, la mesa de diálogo se rompe y sobreviene la protesta. No porque la gente sea “intransigente”, sino porque no se siente parte del proceso. Sin claridad, no hay confianza; y sin confianza, no hay diálogo.

MÁS DE MIL CONFLICTOS

Luque advirtió que la conflictividad social en el Perú es un fenómeno extendido y permanente. Más de mil conflictos registrados en las últimas dos décadas, según reportes de la Defensoría del Pueblo.

“Han afectado directa o indirectamente a millones de personas. No son episodios aislados, son síntomas de una relación deteriorada entre Estado y ciudadanía”, afirmó.

¿Por qué fracasan tantos procesos de diálogo? Para Luque, además de los problemas estructurales, desigualdad, pobreza, informalidad, hay un elemento que se pasa por alto: la incomprensión mutua.

“El diálogo es la forma más compleja de comunicación humana. Implica escuchar, replicar, disentir, negociar y construir acuerdos en tiempo real y en contextos de tensión. Si no hay claridad, el diálogo se vuelve monólogo”, explicó.

Incluso relató una frase que escuchó muchas veces en zonas de conflicto: “Nos quieren pasear”. Es decir, sienten que el Estado usa el lenguaje para ganar tiempo, ocultar información o evitar compromisos. Ese quiebre comunicativo alimenta la desconfianza y radicaliza posiciones.

LAS MUJERES: LAS MÁS EXCLUIDAS

Una parte especialmente reveladora de su ponencia fue cuando señaló que el derecho a comprender también tiene género. Solo el 17 % de participantes en procesos de diálogo social son mujeres, a pesar de que son las más afectadas por los conflictos territoriales y ambientales. ¿La razón? La desigualdad en el acceso al conocimiento.

Luque enumeró algunas cifras que revelan la magnitud del problema: 40 % de mujeres rurales vive en pobreza. El analfabetismo femenino es tres veces mayor que el masculino. Solo 42 % de mujeres rurales accede a internet. Persisten barreras culturales y machistas que limitan su participación.

“Los espacios de diálogo no han sido diseñados para la inclusión”, afirmó. Lo mismo ocurre con personas mayores, población indígena, migrantes y personas con discapacidad. “Sin accesibilidad comunicativa, no hay democracia efectiva”.

Lenguaje claro: una política pública pendiente

Para Luque, el lenguaje claro no es una moda académica, sino una obligación ética y legal. Propuso que todas las instituciones del Estado —ministerios, gobiernos regionales, municipios— adopten políticas obligatorias de comunicación clara, especialmente en contratos públicos, normas, sentencias y actas de diálogo.

“El lenguaje oscuro reproduce desigualdad; el lenguaje claro es una forma de justicia”, afirmó.

Su exposición terminó con una reflexión potente: “El derecho a comprender no es solo el derecho a recibir información, sino a decidir con libertad. Sin comprensión no hay ciudadanía. Sin lenguaje claro no hay democracia”.

En un país de tensiones permanentes como el Perú, no se trata solo de aprender a escuchar. Se trata, sobre todo, de aprender a hacerse entender.

CLAUSURA

Luego de cuatro días de plenarias, exposiciones, actividades culturales y presentaciones de libros, hoy llega a su fin el X Congreso Internacional de la Lengua Española que contó con la presencia de más de 200 participantes en sus diversas conferencias.

La sesión de clausura se desarrollará desde el mediodía en el Teatro Municipal.

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