EL CIRCO TIENE UNA MAGIA ESPECTACULAR: CARLOS OLIVERA
Artistas y el público terminan enamorados de La Tarumba
El elenco está conformado por casi 40 personas. La Tarumba regresa a los escenarios con una propuesta renovada que viene sorprendiendo al público arequipeño. Bajo el nombre “Festejo: lo que somos”, el nuevo espectáculo combina la fuerza del arte con la música en vivo y una profunda conexión emocional que celebra la identidad nacional.
El montaje destaca por su renovada escenografía, sus colores vibrantes y una estética distinta a la de los últimos años. En esta temporada, La Tarumba ha logrado elevar su nivel artístico con números de gran factura, protagonizados por artistas nacionales e internacionales que cautivan desde el primer minuto, reveló su director, Carlos Olivera.
El elenco está conformado por casi 40 personas, quienes presentan 13 actos que van desde el equilibrio y la acrobacia de piso y aérea, hasta números de humor y escenas ecuestres. Todo ello acompañado por la energía y el talento de la orquesta de La Tarumba, dirigida por el reconocido maestro Amador “Chebo” Ballumbrosio, quien imprime un sello musical inconfundible.
“El circo cobra vida con la música. Es un matrimonio entre los artistas y los músicos; los dos escenarios se relacionan entre sí, y de allí nace el nombre del espectáculo”, explicó el director de Festejo. Según Olivera, esta unión permite transmitir una historia donde el arte y la emoción se funden en una sola experiencia.
Olivera define Festejo: lo que somos como una celebración del Perú y su diversidad, un homenaje a la identidad a través de la música, el movimiento y la alegría. “El circo tiene una magia espectacular: logra reunir a niños, jóvenes y adultos mayores, sin distinción. Es un espacio donde los peruanos nos miramos como iguales”, afirma con orgullo.
Durante dos horas, el público vive una experiencia que lo invita a emocionarse, sorprenderse y desconectarse de la ‘nube gris’ de la realidad. Cada número es una historia contada con el cuerpo, el ritmo y la mirada, que termina contagiando esperanza y alegría.
Para Olivera, una de las mayores recompensas es ver entre el público a jóvenes que hace más de una década asistieron por primera vez a La Tarumba, cuando apenas eran niños. “Hoy tienen veinte años y siguen viniendo cada temporada. Conozco familias enteras que se toman la misma foto año tras año. Eso nos da sentido”, comenta con emoción.
Las muestras de cariño son constantes, “Muchas personas me escriben para agradecerme, y eso es bonito. Nos recuerda por qué hacemos esto. Es el público quien le da vida al circo”, confiesa el director.

EL ARTE DE DIRIGIR
Carlos Olivera lleva más de tres décadas vinculado al mundo circense. “Empecé en el circo a los 12 años. Hoy tengo 48. En este oficio hacemos de todo: a veces somos malabaristas, otras equilibristas, y también nos toca armar el circo. En algunos momentos dirigimos, pero todos somos parte de un mismo engranaje”, relata.
Para él, la mayor responsabilidad de un director es cuidar a su equipo. “Debo asegurar que los artistas tengan un espacio seguro, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Cuando logramos esa armonía, lo que ocurre en la pista fluye naturalmente”, sostiene.
El liderazgo de Olivera se basa en la confianza y el trabajo en equipo. “Convivo con la mayoría del grupo y creo que confían en mí como artista y como persona. Eso hace sencillo el trabajo, porque compartimos un mismo sueño”, afirma.
Recordó que su primera dirección fue en 2016, y que luego estuvo a cargo de la Escuela Profesional de La Tarumba, donde impulsó la formación artística y humana de jóvenes talentos.
EL SECRETO DEL ÉXITO
¿Qué hace de La Tarumba un proyecto tan especial? Para Olivera, la clave está en hacer las cosas con genuino compromiso y amor. “Los proyectos culturales deben tener objetivos nobles y disciplina. Si se busca solo el beneficio económico, es difícil que funcionen. El arte sobrevive gracias a las personas que se enamoran de lo que hacen”, reflexiona.
“La Tarumba tiene algo mágico —añade—. Cuando llegas aquí, es difícil irte, porque lo sientes como propio. Es un lugar donde los sueños se defienden y los afectos se vuelven parte del trabajo diario”.
LA CARPA QUE INSPIRA
La carpa de La Tarumba, instalada en la bajada del puente San Martín, en Vallecito (Arequipa), se ha convertido en el epicentro del arte escénico contemporáneo. Con funciones hasta el 2 de noviembre, el espacio acoge a cientos de espectadores cada día, dispuestos a dejarse llevar por la fantasía.
En cada función, el público es testigo de una experiencia única que fusiona circo, música peruana y celebración de la identidad nacional, en un ambiente que combina talento, emoción y una atmósfera familiar.
Las entradas están disponibles a través de Ticketmaster.pe, en el módulo del Mall Aventura, en Metro Arequipa Center, y en la boletería oficial ubicada en la misma carpa. La invitación está abierta para todos los que quieran reencontrarse con la magia del circo y celebrar, junto a La Tarumba.
