EsSalud: más de 3,200 pacientes esperan cirugía mientras salas operan en riesgo

Por Jorge Turpo R.

Embalse récord alcanza el Hospital Carlos Alberto Seguín Escobedo. El órgano de control halló serias irregularidades en el principal hospital de EsSalud en Arequipa. Miles de pacientes aguardan una operación que no llega. Además, revela que el centro quirúrgico funciona con graves deficiencias de infraestructura, equipos inoperativos, insumos agotados y condiciones que comprometen la seguridad del paciente.

EN HOSPITAL CARLOS ALBERTO SEGUÍN ESCOBEDO

La Contraloría General de la República acaba de documentar con precisión la dimensión del embalse en el servicio quirúrgico del Seguro Social en Arequipa. El informe revela que 3,270 pacientes están en lista de espera quirúrgica en el hospital Carlos Alberto Seguín Escobedo (HNCASE).

Los tiempos de espera, según el órgano de control, para que te realicen la intervención, llegan hasta los 575 días, cerca de dos años.

La cifra corresponde solo a quienes lograron ingresar al sistema; miles más continúan esperando evaluación, diagnóstico o fecha para la llamada “prueba de aptitud” antes de pasar al quirófano.

Los datos revelan un colapso progresivo. Las especialidades con mayor demanda son oftalmología con 1,059 pacientes en espera, traumatología con 754, urología con 228 y neurocirugía con 224.

Sin embargo, la crisis golpea con mayor dureza en un área clave: oncología quirúrgica. Más de 190 pacientes con algún tipo de cáncer esperan una intervención, entre ellos casos de oncología ginecológica y tumores malignos de mama y cuello. El tiempo es un factor clínico decisivo para ellos, pero el sistema los empuja a una fila que no avanza.

DEFICIENCIAS

De otro lado, durante la inspección al centro quirúrgico del hospital, realizada entre el 13 y 15 de octubre, la Contraloría detectó lo que llama “situaciones adversas que ponen en riesgo la continuidad del servicio”.

Se trata de fallas estructurales que no solo retrasan las operaciones, sino que además exponen a los pacientes a riesgos sanitarios.

Las salas de operaciones no cuentan con un corredor técnico unidireccional exigido por las normas de bioseguridad.

Esto significa que el ingreso de pacientes y personal, así como la salida de residuos, ocurre por los mismos pasillos, lo que incrementa el riesgo de infecciones intrahospitalarias. Algunas áreas incluso funcionan como depósitos improvisados.

La situación es crítica en traumatología: varias salas de operaciones carecen de protección radiológica con láminas de plomo, como exige la normativa nacional para procedimientos que utilizan equipos de rayos X.

Sin esta barrera física, el personal y los pacientes están expuestos a radiación permanente dentro del centro quirúrgico.

El informe añade otro dato alarmante. Ninguna sala cuenta con un sistema adecuado de extracción de aire ni filtros de alta eficiencia (HEPA), imprescindibles para mantener la asepsia en cirugías de alto riesgo.

El deterioro del hospital se deja ver en el techo del centro quirúrgico, donde se observaron estructuras deterioradas con riesgo de desprendimiento.

Según los jefes de área entrevistados durante la inspección, si cae parte de la estructura en plena cirugía, el daño no sería solo material. Sería humano.

Salas de cirugía no cuentan con equipos básicos.

SIN EQUIPOS

A ello se suma la falta de equipamiento indispensable. El hospital no cuenta con bombas de infusión de jeringa suficientes, calentadores para soluciones, ecógrafos adecuados para todas las salas, videolaringoscopios ni equipos básicos para intubación difícil.

En algunas operaciones deben trasladar equipos de una sala a otra durante el día. La Contraloría también constató equipos inoperativos sin reemplazo, entre ellos un balón intraaórtico con más de 20 años sin uso y una bomba de circulación extracorpórea dañada que ha paralizado las cirugías cardiovasculares. Los vaporizadores anestésicos están descalibrados.

Pero si la falta de equipos prolonga la espera, la falta de insumos la vuelve incierta. La Contraloría registró que varias operaciones programadas para octubre fueron suspendidas por falta de materiales simples como tubos endotraqueales pediátricos.

Tres cirugías infantiles fueron canceladas el mismo día de la intervención porque el reporte de almacén decía “agotado”.

Cada suspensión obliga a reprogramar, y cuando esto ocurre, el paciente vuelve al final de la lista.

La consecuencia es devastadora: los exámenes prequirúrgicos pierden vigencia mientras el paciente espera.

Según las normas de EsSalud, el riesgo cardiaco se vence en tres a doce meses y los análisis de sangre en seis meses.

Así, miles deben repetir estudios y exámenes desde cero, generando reprocesos que consumen más tiempo del personal y dinero público. Es un círculo vicioso sin salida visible.

Según la gestión de la gerente de la Red Asistencia de EsSalud en Arequipa, Guadalupe Mamani Juárez, el hospital ha iniciado un plan de desembalse solo en tres especialidades, pero los resultados son insuficientes frente a la magnitud de la lista de espera.

Mientras tanto, cientos de pacientes con cáncer o enfermedades degenerativas siguen esperando una operación que define si podrán vivir sin dolor, recuperar movilidad o, simplemente, seguir viviendo.

El colapso quirúrgico del hospital Carlos Alberto Seguín Escobedo es una emergencia sanitaria silenciosa. No ocurre en un terremoto ni tras una epidemia. Ocurre todos los días en Arequipa, dentro de un hospital que sigue operando sin cumplir condiciones mínimas de bioseguridad.

El informe de la Contraloría ha encendido la alarma. Lo que está en lista de espera ahora no es un trámite: es la vida de miles de asegurados que hace tiempo dejaron de esperar respuestas y hoy solo esperan turno.

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