José García-Calderón: un siglo de visión, servicio y amor por Arequipa
José García fue nombrado alcalde de la ciudad en 1958.
Por Rocío Velazco C.
COMPROMETIDO CON EL DESARROLLO DE SU CIUDAD
Nació en Arequipa el 20 de febrero de 1922, en el seno de un hogar profundamente cristiano y unido, conformado por el doctor Juan García-Calderón Romaña y doña Jesús Bustamante de la Fuente. Fue el tercero de cinco hermanos, y desde su infancia mostró una disciplina y curiosidad intelectual que marcarían su vida. A pocos meses de cumplir 104 años, su trayectoria sigue siendo un testimonio de liderazgo, servicio público y compromiso con el desarrollo de su ciudad natal.
Sus primeros años transcurrieron entre los claustros del Colegio San Francisco, donde cursó la primaria, y el Colegio La Salle, donde realizó sus estudios secundarios. En ambos destacó no solo por su brillantez académica, sino también por su espíritu deportivo: fue jugador de fútbol y básquet, además de campeón en la disciplina de tiro al blanco. Esa combinación de rigor, energía y espíritu competitivo acompañaría todas sus etapas vitales.
Por tradición familiar, el joven José decidió seguir la carrera de Derecho, una vocación que parecía hereditaria: varios de sus antepasados fueron magistrados distinguidos, entre ellos el expresidente del Perú, doctor Francisco García-Calderón Landa, tío del propio José. Ingresó a la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), donde completó sus estudios con calificaciones sobresalientes y obtuvo el grado de doctor en Derecho Público. Su inquietud intelectual lo llevó, además, a profundizar en materias como economía, administración y contabilidad, lo que más adelante le permitiría moverse con solvencia entre el mundo jurídico, empresarial y público.
Su nombre quedó indeleblemente asociado a la historia reciente de Arequipa a partir de 1958, cuando el entonces presidente Manuel Prado Ugarteche lo nombró alcalde de la ciudad. Apenas diez días después de jurar el cargo, la Ciudad Blanca fue sacudida por un devastador terremoto que causó graves daños en su infraestructura. García-Calderón respondió con decisión y energía, coordinando los esfuerzos de reconstrucción y demostrando una capacidad de gestión que aún se recuerda.
Durante su gestión edil, dejó un legado de obras que marcaron el desarrollo urbano y sanitario de Arequipa. Impulsó la construcción de la planta de agua potable de Tiabaya y la constitución de la Empresa de Saneamiento de Arequipa, bases fundamentales para el acceso al agua segura. Asimismo, ejecutó la gran vía que une el puente del Vallecito con Umacollo, conectada por la calle Emmel, facilitando la movilidad en una ciudad que crecía con rapidez. También gestionó la compra de terrenos donde se levantarían el Coliseo Municipal y el Terminal Terrestre, y dirigió la reconstrucción de la Plaza de Armas, símbolo del espíritu arequipeño.
Su dinamismo no se limitó al ámbito público. En el sector privado, el doctor García-Calderón se consolidó como un empresario visionario, fundador de instituciones y compañías que contribuyeron al progreso del sur peruano. Fue uno de los fundadores del Banco del Sur del Perú, donde ocupó el cargo de vicepresidente por más de 35 años. Creó además importantes empresas como Sur Motors, Diresa, Euromotors y Abrasivos Industriales, además de participar activamente en la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa.
Por más de cuatro décadas integró el directorio y la presidencia de la Compañía Cervecera del Sur del Perú (Cervesur), institución emblemática de la economía regional. También fue miembro del directorio de Tecsup y del Patronato del Colegio Prescott, además de colaborar en la Junta Departamental de Obras Públicas y el Colegio de Abogados de Arequipa.
Su notable aporte a la ciudad y al país fue reconocido en numerosas oportunidades. En 1950 recibió el Diploma de Honor como Benefactor Insigne de Arequipa. Una década después, en 1960, la República de Venezuela le otorgó la Orden Francisco de Miranda, distinción concedida a personalidades que contribuyen al progreso y la cultura. Ese mismo año, el municipio de Arequipa le entregó la Medalla de Oro de la Ciudad por sus méritos y servicios distinguidos. En 2012, Prima AFP lo distinguió como Adulto Mayor Emprendedor, un reconocimiento a su vigencia y empuje a lo largo del tiempo.

Sin embargo, más allá de los títulos y honores, uno de los aspectos que mejor definen su espíritu es su amor por la historia y la conservación del patrimonio arquitectónico de Arequipa. Fue impulsor de la restauración de joyas coloniales como El Molino Blanco o Molino de Santa Catalina, hoy espacios culturales y de encuentro social. También encabezó la reconstrucción de La Mansión del Fundador, rescatándola de la ruina con una intervención respetuosa que hoy admiran turistas y arequipeños.
Casado con la dama arequipeña Teresa Portugal Nicholson, formó un hogar sólido y ejemplar, con cuatro hijos, nueve nietos y una biznieta que continúan su legado de esfuerzo y compromiso.
A lo largo de su vida, don José García-Calderón Bustamante, con 103 años, ha sido más que un abogado, alcalde o empresario. Es un símbolo de una generación que entendió el desarrollo no solo como progreso económico, sino como servicio, responsabilidad y amor por la tierra natal. Su centenario se aproxima, y con él, la oportunidad de rendir homenaje a un hombre cuya huella —como sus obras— permanece grabada en la historia viva de Arequipa.
En comunicado, enviado ayer temprano a El Pueblo, invoca a quienes deseen honrar su recuerdo hagan un donativo al colegio San Juan Apóstol de Cerro Colorado en lugar de ofrendas florales, contribuyendo así en la educación de centenares de menores de edad.
El velorio se lleva a cabo en pasaje Selva Alegre 213 Cercado.
El entierro será el domingo 2 de noviembre, a las 09.00 horas, en el Parque de la Esperanza.
