Esculturas monumentales rinden homenaje a la identidad arequipeña

El pasaporte arequipeño, el Characato de Oro y una estampa típica local se suman al emblemático circuito turístico de Añashuayco.

LA RUTA DEL SILLAR

La Ruta del Sillar, uno de los atractivos turísticos más emblemáticos de Arequipa, continúa creciendo y consolidándose como un símbolo de orgullo regional. Este impresionante circuito, ubicado en la cantera de Añashuayco, distrito de Cerro Colorado, ha incorporado nuevas esculturas monumentales que celebran la identidad y el espíritu arequipeño: el Pasaporte Diplomático de la República Independiente de Arequipa, el Characato de Oro y una estampa típica local con el volcán Misti, los portales de la Plaza de Armas y un montonero a caballo.

Estas tres figuras, presentadas recientemente, se suman a más de 60 esculturas talladas en sillar que pueden ser admiradas por los visitantes. Cada obra representa un homenaje al arte, la tradición y la historia de la ciudad blanca, esculpida en el mismo material que dio forma a sus casonas coloniales y templos barrocos.

“La Ruta del Sillar es el reflejo del esfuerzo de hombres y mujeres que han sabido reinventarse, transformando la piedra en arte y la cantera en un destino turístico que preserva nuestra identidad”, destacó Patricio Zela Barreda, secretario de la Asociación Turística de Canteros y Artesanos de la Ruta del Sillar.

MUSEO AL AIRE LIBRE

El recorrido por la Ruta del Sillar permite observar esculturas tan diversas como un nacimiento de ocho piezas, un cóndor andino, una lechera, la tradicional pelea de toros y hasta la fachada del templo de la Compañía de Jesús, tallada con impresionante detalle en uno de los farallones. Esta última fue la primera gran obra del colectivo de artesanos que administra la ruta, y que simboliza el inicio de su transición de la extracción hacia el turismo cultural.

El paisaje es imponente: los visitantes caminan entre gigantescas paredes de ignimbrita, una roca blanca formada hace más de 1.6 millones de años tras una erupción del volcán Chachani. Aquella explosión cubrió con flujos piroclásticos los valles donde hoy se asientan los distritos de Uchumayo, Yura y Cerro Colorado, dando origen a las canteras de sillar que dotan de carácter a Arequipa.

SU TRANSFORMACIÓN

La transformación de Añashuayco comenzó en 2014, cuando la ONG CIED (Centro de Investigación, Educación y Desarrollo) brindó capacitación y apoyo técnico a los canteros, proponiendo una alternativa al declive del mercado del sillar.

Durante décadas, este material fue esencial en la construcción de viviendas, pero la preferencia por el ladrillo redujo drásticamente la demanda, afectando a cientos de familias. El turismo se convirtió entonces en una nueva fuente de ingresos y orgullo.

Hoy, los visitantes pueden conocer de cerca el arte del tallado, observar demostraciones en vivo y adquirir pequeñas esculturas hechas a mano. El circuito está administrado por la Asociación Turística de Canteros y Artesanos, integrada por cerca de 30 miembros, quienes mantienen viva la tradición con esfuerzo y creatividad.

Nuevas estructuras en las canteras de Añashuayco.

“Cada figura tallada cuenta una historia. Nosotros seguimos extrayendo sillar, pero ahora también mostramos al mundo cómo esta piedra es parte de nuestra vida y nuestra cultura”, comenta Zela Barreda, quien lleva 25 años trabajando en la cantera.

ARTE: HERENCIA Y PRECISIÓN

El veterano artesano explica que su labor se ha tecnificado en los últimos años. Hoy utilizan el castillón, un molde de madera que define las medidas oficiales del bloque de sillar (50 centímetros de largo por 30 de ancho y 18 de grosor), garantizando uniformidad en las piezas. Antes, el corte se hacía “a ojo de buen cubero”, dependiendo de la experiencia de cada trabajador.

A sus 68 años, Zela ya no realiza labores pesadas, pero continúa aportando con trabajos de enchapado y mantenimiento de las esculturas del circuito. “Es una forma de seguir en contacto con la piedra que nos ha dado todo”, afirma con orgullo.

Además de las tres esculturas que exaltan la identidad regional, se han incorporado recientemente dos nuevas figuras: una lagartija y un puma, especies que habitan las zonas andinas del sur del Perú y que representan la conexión de Arequipa con su entorno natural.

Estas adiciones refuerzan la vocación del circuito como un espacio vivo, donde el arte continúa creciendo y adaptándose al interés de los turistas nacionales e internacionales. Las piezas, elaboradas con minuciosidad por los canteros locales, se han convertido en los nuevos “engreídos” de los visitantes que buscan capturar la mejor postal de la Ciudad Blanca. (Andina)

La Ruta del Sillar se encuentra a 40 minutos del centro de Arequipa, en el kilómetro 9 de la vía a Yura. El ingreso cuesta 5 soles y el horario de atención es de 8:00 a 16:30 horas, de lunes a domingo. Se puede acceder por cuenta propia, en taxi o mediante agencias de turismo que incluyen el recorrido en sus paquetes tradicionales.

Además del recorrido escultórico, los visitantes disfrutan de una vista privilegiada del volcán Chachani y del Misti, con el sonido constante del cincel sobre la piedra que recuerda la esencia de la Arequipa trabajadora.

Con cada golpe, los canteros de Añashuayco no solo esculpen figuras; también modelan el futuro de una comunidad que ha sabido convertir su historia y su oficio en una experiencia turística única.

Más visitantes acuden a la Ruta del Sillar.

“El sillar es nuestra herencia. Mientras sigamos tallando, seguiremos mostrando al mundo el orgullo de ser arequipeños”, concluye Zela.

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