Última despedida a José García Calderón.

Arequipa perdió a uno de sus más ilustres hijos. José García Calderón Bustamante, destacado abogado, banquero, empresario y exalcalde provincial, falleció a los 103 años, dejando un legado de servicio, visión y compromiso con el desarrollo de su tierra natal. Exalcalde, banquero y promotor de la educación falleció a los 103 años dejando un legado ejemplar para la Ciudad Blanca.

Su nombre quedó grabado en la historia local desde 1958, cuando asumió la Alcaldía Provincial de Arequipa en uno de los momentos más difíciles para la ciudad: el devastador terremoto del 15 de enero de ese año. Bajo su liderazgo se emprendió una ardua tarea de reconstrucción del centro histórico, recuperando joyas arquitectónicas como la Casa del Moral y los portales de la Plaza de Armas.

Durante su gestión, García Calderón impulsó la creación de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa, una iniciativa pionera que integró esfuerzos del sector público y privado para devolverle vida y esplendor a la ciudad. Su visión de unidad y planificación marcó un hito en la gestión urbana y en la preservación del patrimonio arquitectónico.

En el ámbito empresarial, fundó el Banco del Sur del Perú y presidió la Corporación Cervesur, consolidándose como un referente del desarrollo económico regional. Su espíritu innovador también se reflejó en el ámbito agropecuario, a través de la hacienda “La Cabaña”, donde promovió importantes avances genéticos en la crianza de alpacas, contribuyendo a mejorar la calidad de la fibra y la competitividad del sector.

Su compromiso con la educación fue otra de sus grandes pasiones. Participó activamente en la creación del Instituto del Sur y de la Universidad Católica San Pablo, instituciones que continúan formando generaciones de profesionales con sólidos valores y vocación de servicio.

La Cámara de Comercio e Industria de Arequipa, así como familiares y amigos, destacaron su integridad, generosidad y fe inquebrantable en la educación como motor de cambio social.

Con su partida, Arequipa despide a un hombre que encarnó la visión de progreso y amor por su ciudad. Su vida, dedicada al trabajo y al bien común, deja una huella indeleble en la historia y en el corazón de quienes creen en una Arequipa pujante, culta y solidaria.