“El MEF y el BCR han sobreestimado expectativa de crecimiento desde 2013”
LUIS CARRANZA, EXMINISTRO DE ECONOMÍA
El exministro de Economía advierte un cambio estructural en la economía peruana: menor productividad, menos inversión y una pérdida de dinamismo que coloca el crecimiento potencial apenas en el rango del 2 % al 3 %.
El Perú ya no crece como antes. El país que durante la década del 2000 sorprendía con tasas superiores al 6 % anual enfrenta hoy un escenario de expansión económica mucho más moderado, que no supera el 3 %. Para el economista y exministro de Economía Luis Carranza, esta desaceleración no es pasajera, sino el reflejo de un cambio estructural profundo que ha reducido drásticamente el potencial de crecimiento nacional.
“El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central de Reserva (BCR) han estado sobrestimando la expectativa de crecimiento del Perú desde 2013. Durante una década se han hecho proyecciones optimistas que no se han cumplido. Hoy nuestro potencial está entre el 2 % y el 3%, cuando antes era del 6 %”, advirtió el exministro Luis Carranza.
Carranza explicó que esta pérdida de dinamismo responde a una combinación de factores: pérdida de productividad, baja inversión privada, trabas institucionales y crisis política, además de una excesiva dependencia de los precios internacionales de los metales. “Los eventos coyunturales pueden explicar desviaciones temporales, pero lo estructural es lo más grave: la economía peruana se ha vuelto menos eficiente”, apuntó.
DE LA BONANZA A LA MODERACIÓN
Hasta hace poco más de una década, el Perú era considerado un ejemplo regional de estabilidad y crecimiento. El auge minero y la expansión de la inversión privada sostenían tasas de crecimiento en torno al 6 %. Hoy, según estimaciones del propio MEF y del BCR, la economía crecerá apenas 2,9 % hasta 2026, con un rango probable entre 2,5 % y 3,2 %.
“Esa brecha no es menor. Significa menos empleo, menos ingresos fiscales y una menor capacidad para reducir pobreza. El crecimiento que teníamos era motor de inclusión. Hoy nos enfrentamos a una economía que crece a la mitad de su potencial”, subrayó Carranza.
El exministro sostuvo que desde 2013 las proyecciones oficiales han estado desconectadas de la realidad. “El BCR y el MEF seguían proyectando 5 % o 6 % de expansión cuando los datos reales mostraban 3 %. La falta de autocrítica en la política económica ha impedido corregir el rumbo”, remarcó.
INVERSIÓN Y OBRAS PARALIZADAS
Entre las causas principales del debilitamiento económico, Carranza destacó la caída en la inversión privada, la cual —según cifras del BCR— retrocede por cuarto año consecutivo. “Sin inversión no hay productividad, y sin productividad no hay crecimiento sostenible. Más de 44 mil obras públicas están paralizadas, y eso refleja el deterioro institucional y la falta de gestión del Estado”, alertó.
El exministro recordó que el país ha perdido posiciones en los rankings internacionales de competitividad y facilidad para hacer negocios. “Mientras otros países simplifican trámites y promueven inversiones, aquí seguimos entrampados en procesos judiciales, burocracia y corrupción. Eso desanima la inversión y frena la recuperación”, afirmó.
A pesar del complejo panorama, el contexto internacional ofrece todavía algunos márgenes favorables. Los precios de los metales —principal fuente de divisas del país— se mantienen en niveles históricamente altos, lo que permite sostener un superávit comercial anual y una estabilidad cambiaria proyectada en torno a 3,50 soles por dólar hasta 2026. Sin embargo, Carranza advirtió que estos factores externos no bastan si el país no resuelve sus problemas internos.
RIESGOS FISCALES Y PÉRDIDA DE SOSTENIBILIDAD
En materia fiscal, el exministro mostró preocupación por las cifras proyectadas por el propio MEF. Según sus estimaciones, el déficit fiscal superará los límites legales durante los años 2025 y 2026, situándose en -2,4 % y -2,1 % del PBI, respectivamente.
“El gasto público ha crecido sin control. Solo las remuneraciones del sector público alcanzan ya el 6,2 % del PBI. Si el crecimiento económico y el déficit primario no mejoran, la deuda pública podría superar el 60 % del PBI en la próxima década. Eso pondría en riesgo nuestro grado de inversión y deterioraría nuestra calificación crediticia”, advirtió.
Carranza sostuvo que el país necesita urgentemente una reforma del Estado y de la gestión pública, orientada a la eficiencia y al impacto. “Gastamos más, pero gastamos mal. Tenemos un Estado grande e ineficiente que no entrega resultados. La inversión pública se ejecuta tarde, y cuando se ejecuta, muchas veces se hace mal”, señaló.
Entre el consumo y los proyectos pendientes
Pese al escenario adverso, el consumo privado se mantiene como uno de los principales motores de la economía, aunque de forma transitoria. “El octavo retiro de fondos de las AFP dará un impulso coyuntural al consumo y al PBI durante 2025 y 2026, pero ese efecto es efímero. No se puede construir crecimiento sobre la base del retiro del ahorro previsional”, sostuvo.
“Podemos tener inflación controlada, tipo de cambio estable y superávit comercial, pero sin productividad y sin confianza no habrá inversión. El crecimiento sostenible se construye con estabilidad política, instituciones sólidas y visión de largo plazo”, concluyó.
El reto no es solo recuperar el crecimiento, sino reconstruir la confianza en sus instituciones y en su capacidad para generar desarrollo sostenible.
