Arequipa crece por debajo del promedio del sur y no se recupera
Por Jorge Turpo R.
La Ciudad Blanca apenas registró un avance de 1.2 % en el segundo trimestre de 2025, por debajo del promedio del sur que es 2.8 %.
BAJO NIVEL EN 2025
Un reciente informe de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) advierte que la economía arequipeña no marcha como todos quisieran. Los datos son claros, mientras regiones vecinas como Apurímac y Tacna crecen con fuerza, Arequipa apenas registró un avance de 1.2 % en el segundo trimestre de 2025, por debajo del promedio del sur (2.8 %), según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
REDES sostiene que detrás de ese modesto crecimiento se esconde un problema estructural como la pérdida de dinamismo de la minería, el principal motor de la economía regional. En el segundo trimestre, el sector retrocedió -9.9 %, debido a que las rocas extraídas tuvieron menor concentración de cobre y molibdeno.
“Esto no solo redujo la producción, sino también los ingresos para obras, servicios y empleo”, señala el informe.
La dependencia excesiva del cobre se convierte así en una vulnerabilidad. Cuando la minería se desacelera, toda la economía se resiente y se ven afectados el consumo, el comercio y las inversiones.
Lo que antes era una fortaleza —los años del boom minero entre 2006 y 2010, cuando Arequipa crecía a tasas de dos dígitos— hoy parece un recuerdo lejano.
Aun así, el informe resalta que no todo es negativo. Algunos sectores mostraron signos alentadores.
La agricultura creció 11.1 %, impulsada por mayores cosechas de aceituna, papa y palta.
La electricidad avanzó 33.9 %, gracias al aumento de la generación en Charcani III, V y La Joya.
Mientras que el sector de la construcción, tras meses de estancamiento, empezó a moverse nuevamente.
Estos indicadores revelan que Arequipa tiene potencial para diversificar su economía y depender menos de la minería.
Sin embargo, REDES advierte que los beneficios del crecimiento no están llegando a todos.
Más de 470 mil arequipeños podrían caer en pobreza si sus ingresos se reducen o si los precios aumentan, debido a la alta informalidad laboral.
La mayoría trabaja en condiciones precarias, sin contrato, sin seguro y sin estabilidad. “Cuando la economía se frena, se frenan también las oportunidades”, subraya el informe.
El documento recuerda que Arequipa todavía no recupera su nivel económico prepandemia. Tras el colapso de 2020, la región entró en recesión y desde entonces no ha podido volver al ritmo de crecimiento que tuvo en la década anterior.
Los años de bonanza quedaron atrás, y ahora otras regiones del sur —como Cusco, Moquegua y Apurímac— la superan en inversión y empleo.
Un factor determinante, según REDES, es la falta de inversión pública y de gestión técnica en el Gobierno Regional y las municipalidades.
“Desde hace seis años, Arequipa no ha ejecutado grandes proyectos que impulsen el crecimiento o generen empleo sostenido”, advierte el estudio.
Obras como la autopista Arequipa–La Joya, los hospitales de Maritza Campos, Camaná y Cotahuasi, y varios proyectos de infraestructura siguen paralizados.
El impacto de esta parálisis es profundo porque menos inversión pública significa menos empleo y menos dinamismo económico.
En 2025, Arequipa recibió 1 035 millones de soles por concepto de canon minero, pero la baja ejecución presupuestal y la falta de proyectos impiden que ese dinero se traduzca en mejoras reales en la calidad de vida de los ciudadanos. “El problema no es la falta de recursos, sino la falta de gestión”, precisa REDES.
La incertidumbre política también complica el panorama. Con elecciones generales en abril de 2026 y comicios regionales y municipales en octubre del próximo año, el comportamiento de la inversión privada suele frenarse.
“Los empresarios prefieren esperar estabilidad antes de comprometer nuevos proyectos”, advierte el informe.
El sector turístico, históricamente uno de los pilares del empleo urbano, tampoco levanta cabeza.
Las cifras de visitantes siguen por debajo de las del 2019 y todo indica que este año tampoco se alcanzará ese nivel. La falta de promoción internacional y la escasa conectividad aérea son las principales causas de esta lenta recuperación.
REDES plantea que Arequipa necesita reenfocar su estrategia de desarrollo hacia una economía más moderna y menos dependiente de la minería.
El potencial está ahí, pero para que se sienta en los hogares, se requiere un Estado que garantice seguridad, servicios públicos de calidad y proyectos de infraestructura que generen empleo y productividad.
El Banco Mundial coincide en esa línea. La confianza no se recupera con cifras, sino con instituciones sólidas, salud, educación y oportunidades reales.
Arequipa fue durante años el motor económico del sur. Hoy, la advertencia de REDES llega como un llamado de atención: si no se corrigen las fallas en la gestión y no se impulsa la inversión, la región corre el riesgo de seguir creciendo a paso lento, mientras sus vecinos avanzan.
Porque cuando la economía se estanca, no solo se detienen las obras, se detiene también la esperanza de miles de familias que aún esperan volver a sentir el crecimiento en su mesa.
