Desinformación electoral
Por: Carlos Meneses
La democracia se sostiene en la verdad. Y frente al ruido de la desinformación, el silencio del sector privado ya no es una opción.
Diferentes sectores han resaltado que no debería pasar desapercibida: la desinformación es hoy uno de los mayores riesgos para la estabilidad democrática y la confianza ciudadana. Hacen un llamado contundente a que el sector privado asuma un rol más activo y responsable en la lucha contra este fenómeno, especialmente en la antesala de las Elecciones Generales 2026.
Vivimos una época donde las redes sociales multiplican la información a una velocidad sin precedentes, pero también amplifican las mentiras y manipulaciones. En ese contexto, la responsabilidad de los actores sociales —y entre ellos el empresariado— no puede limitarse a lo económico. Las empresas, los gremios y los medios deben contribuir a construir ciudadanía informada, promoviendo mensajes basados en evidencia y respaldando iniciativas que fomenten la verificación de datos y la educación digital.
El Foro Económico Mundial ya ha advertido que la desinformación es el principal riesgo global. No solo afecta los mercados, sino que erosiona la institucionalidad, polariza a las sociedades y distorsiona la voluntad popular. En el Perú, un escenario electoral marcado por la desconfianza, la crisis política y la sobreexposición mediática exige acciones concertadas. La alianza entre el Jurado Nacional de Elecciones, IDEA Internacional y la CCL constituye un paso en la dirección correcta, pero su éxito dependerá de la participación real de todos los sectores.
Combatir la desinformación implica más que desmentir noticias falsas. Supone promover una cultura de responsabilidad comunicacional y pensamiento crítico, especialmente entre los jóvenes que votarán por primera vez. Cada “clic” tiene peso político. La viralización de un contenido no verificado puede destruir reputaciones o inclinar percepciones en un proceso electoral.
El llamado del sector empresarial debe entenderse como una invitación a la corresponsabilidad. Defender la verdad y la transparencia informativa es tarea de todos: del Estado, los medios, las instituciones educativas, las empresas y los ciudadanos. Solo así podremos preservar la confianza en las urnas y garantizar que el voto de cada peruano se base en información veraz, no en rumores o campañas de manipulación.
