Los zoológicos: el último refugio de la fauna traficada en Perú

Por: Daniela Santander R.

La mayoría de animales rescatados del comercio ilegal no podrá volver a vivir en libertad. Cargan secuelas físicas y emocionales que los condenan a depender del cuidado humano.

No, no son “prisioneros” de una cárcel, como muchos creen. En el Perú, los zoológicos y centros de conservación cumplen una labor silenciosa, pero esencial: se han convertido en el último refugio para cientos de animales silvestres víctimas del tráfico ilegal. La mayoría llega enferma, mutilada o siendo apenas una cría. Casi ninguno podrá regresar a su hábitat natural.

Personal técnico de Serfor trata a animales maltratados.

“Estos animales fueron extraídos de su entorno siendo muy pequeños, separados de sus padres y sin la oportunidad de aprender a sobrevivir. Desde ese momento, ya están condenados a vivir bajo cuidado humano”, explica Luis Felipe Gonzáles Dueñas, administrador técnico del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) en Arequipa.

Las secuelas son irreversibles. Muchos presentan alas cortadas, colas mutiladas, fracturas mal curadas o signos de estrés extremo. “Un primate o un felino que ha convivido con humanos no puede ser devuelto a la naturaleza, porque corre peligro y puede representar un riesgo sanitario para otras especies”, advierte Gonzáles.

Por ello, los animales decomisados terminan en zoológicos o centros de rescate, donde al menos reciben atención veterinaria, dieta adecuada y un entorno controlado. Detrás de cada recinto hay cientos de historias de pérdida: zorros separados de sus madres, primates vendidos como mascotas, cóndores capturados por superstición o para exhibiciones. Aunque sobrevivan al tráfico, la libertad deja de ser una opción real. Ya no saben cazar, no reconocen depredadores y dependen completamente del ser humano.

“Cada vez que alguien compra o mantiene un animal silvestre como mascota, está alimentando esta cadena”, recuerda el especialista. El tráfico ilegal de fauna es una de las mayores amenazas para la biodiversidad peruana, y los zoológicos se convierten en espacios de contención para animales que ya no tienen un ecosistema al cual regresar.

Hasta 2020, existían 143 centros autorizados de manejo de fauna silvestre en el país, según el Serfor: 51 zoológicos, 14 centros de rescate, 4 de conservación y otros espacios dedicados al cuidado animal. Estas instituciones permiten ejecutar decomisos y brindar refugio temporal o permanente a la fauna rescatada.

Los zoológicos deben cumplir los lineamientos del Plan de Manejo de Fauna Silvestre, que exige objetivos claros de conservación y educación ambiental, recintos adecuados según especie, áreas de cuarentena, tópico veterinario, sala de necropsias, dietas específicas, protocolos de bioseguridad y control sanitario permanente. Estas normas garantizan el bienestar animal y determinan qué centros pueden operar legalmente.

Un ejemplo visible de esta tarea se encuentra en Zoomundo Arequipa, donde la mayoría de los ejemplares proviene del tráfico ilegal o la tenencia doméstica. “Casi el 95 % de los animales que residen en el zoológico llegaron a través del Serfor. Nosotros los tenemos en custodia, pero los animales pertenecen al Estado”, señala José Granados, médico veterinario del recinto.

Zoomundo funciona como empresa privada y mantiene un equipo especializado: dos veterinarios, un biólogo, cinco cuidadores y personal de limpieza y alimentación. Sin embargo, Granados enfatiza que el objetivo no es exhibir animales, sino ofrecerles condiciones dignas de vida después del rescate. “Muchos no pueden ser liberados porque nunca aprendieron habilidades básicas para sobrevivir”, comenta.

El problema, recuerda Gonzáles Dueñas, no empieza en los zoológicos, sino fuera de ellos. Ningún centro puede reemplazar la vida en libertad. La verdadera solución pasa por prevenir la captura, el comercio y la tenencia ilegal de fauna silvestre.

Cuidar de nuestra fauna no es solo responsabilidad de las autoridades, sino de cada ciudadano. Solo desde la conciencia individual se podrá evitar que más especies terminen condenadas a vivir en jaulas que nunca debieron necesitar.

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