Democracia interna y las elecciones
Por Carlos Meneses
El reto está planteado: hacer de las primarias el primer paso hacia una democracia más participativa, transparente y legítima.
El anuncio de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), que confirmó la participación de 37 organizaciones políticas en las elecciones primarias de noviembre y diciembre de 2025, marca un momento crucial para el fortalecimiento de la democracia en el Perú. Por primera vez en varios años, la competencia interna en los partidos se perfila como un paso necesario para renovar liderazgos, transparentar procesos y devolver legitimidad a un sistema político que ha sufrido un profundo desgaste ante la ciudadanía.
Sin embargo, el solo cumplimiento de los plazos y procedimientos no basta para garantizar una democracia interna efectiva. La historia reciente del país muestra que muchas agrupaciones políticas han convertido sus elecciones internas en simples formalidades, controladas por cúpulas partidarias que eluden la participación real de sus bases. En ese sentido, el desafío actual es lograr que las primarias sean un verdadero espacio de deliberación, competencia y apertura, donde se escuchen las voces de los militantes y no solo de los comités centrales.
El caso de la exclusión de Martín Vizcarra del proceso interno de Perú Primero, así como otros cuestionamientos sobre la transparencia en la inscripción de candidatos, evidencian que aún persisten tensiones y vacíos en la aplicación de las normas electorales. La ONPE y el Jurado Nacional de Elecciones deben mantener una vigilancia estricta, garantizando igualdad de condiciones para todos los participantes, sin interferencias políticas ni interpretaciones discrecionales de la ley.
De cara a las elecciones generales del 12 de abril de 2026, el país necesita partidos más sólidos, con propuestas claras y estructuras democráticas. Las primarias no deben reducirse a un trámite administrativo, sino consolidarse como un ejercicio de pedagogía cívica: un momento para que los ciudadanos conozcan, evalúen y exijan a quienes aspiran a gobernarles.
La democracia no se construye solo en las urnas, sino también en la forma en que los partidos eligen a sus representantes. Por ello, este proceso constituye una oportunidad histórica para recuperar la confianza pública y demostrar que la política puede volver a ser un servicio al país, y no un espacio de intereses particulares.
