Tiabaya entre falta de agua, obras cuestionadas y transporte insuficiente

El distrito de Tiabaya atraviesa una de sus etapas más tensas en los últimos años.

POBLACIÓN EXIGE SOLUCIONES

Lo que empezó como un reclamo por los cortes de agua se ha transformado en un malestar generalizado que mezcla denuncias por sobrecostos en obras, conflictos laborales y cuestionamientos a la gestión pública. En calles, redes sociales y audiencias vecinales, los reclamos crecen con un denominador común: el descontento ciudadano.

EL AGUA, PROBLEMA SIN SOLUCIÓN

El conflicto más urgente es la crisis del agua. Según reportes de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), el manantial de Tingo, fuente esencial de abastecimiento para Tiabaya, registró en el primer semestre del año una caída drástica de caudal: de los 14 litros por segundo (l/s) habituales a momentos en los que llegó a 0 l/s.

La consecuencia fue inmediata: más de 2 000 familias quedaron sin agua potable. Sedapar, la empresa prestadora del servicio, activó un plan de contingencia mediante camiones cisterna, mientras la Municipalidad Distrital de Tiabaya alertaba a los vecinos sobre los horarios y puntos de distribución. Sin embargo, el alivio fue parcial.

La Sunass señaló que el problema se agravó por el bombeo de agua subterránea en obras civiles, que alteró el equilibrio del acuífero. Uno de los proyectos señalados fue la construcción en el colegio Prescott, donde las perforaciones coincidieron con la caída del caudal. Tras la suspensión del bombeo, el manantial mostró una leve recuperación —hasta 7.8 l/s—, aunque aún muy por debajo del nivel regular.

A la crisis natural se suman los cortes programados del servicio. En mayo, Sedapar ejecutó una suspensión masiva por labores de limpieza de reservorios, dejando sin agua a varios sectores desde la madrugada hasta la medianoche. La Sunass sancionó a la empresa por no informar adecuadamente a los usuarios, generando confusión y malestar.

Campiña y expansión urbana en Tiabaya.
Falta de planificación amenaza equilibrio ambiental.

SOBRECOSTOS Y DESCONFIANZA

Mientras los vecinos reclaman agua, las obras que debían mejorar el servicio enfrentan sobrecostos millonarios. El megaproyecto de Sedapar para optimizar la red de agua potable y alcantarillado de Tiabaya, Sachaca y Uchumayo ha pasado de un presupuesto inicial de S/ 70 millones a S/ 118 millones, un incremento superior al 60 %.

El reajuste ha despertado críticas entre los vecinos y autoridades locales, que exigen transparencia.

Fuentes cercanas a la Contraloría confirmaron que se evalúan observaciones a la ejecución presupuestal y los contratos complementarios. Aunque el proyecto aún está en marcha, los retrasos y modificaciones han erosionado la confianza pública.

TRANSPORTE LIMITADO Y AISLAMIENTO

A la crisis del agua se suma un problema de movilidad que agrava el malestar. El único servicio formal de transporte que llega regularmente a Tiabaya es el Megabus del SIT, con una sola parada en el distrito. Los vecinos denuncian que las frecuencias son irregulares y que, muchas veces, deben caminar largos tramos o pagar mototaxis para llegar a zonas céntricas.

La falta de transporte no solo afecta a trabajadores y estudiantes; también dificulta el acceso al agua, pues algunas familias dependen de los puntos de distribución que están fuera de su sector.

Población exige respuestas, transparencia y respeto.

CIUDAD Y CAMPIÑA

Tiabaya, conocido como uno de los distritos de la campiña arequipeña, combina zonas urbanas en expansión con áreas agrícolas ribereñas. Parte de su territorio se encuentra en zonas ecológicas estratégicas del valle del Chili, lo que lo convierte en un espacio clave para el equilibrio ambiental de la provincia. Sin embargo, la falta de planificación amenaza esa vocación natural.

Urbanizaciones informales, obras sin estudios hídricos y deficiente gestión territorial han comprometido fuentes subterráneas y drenajes naturales. “Tiabaya no puede crecer destruyendo lo que lo hace habitable: su agua y su tierra fértil”, advierte un informe ambiental regional.

EXIGEN RESPUESTAS

El alcalde distrital, Miguel Ángel Puma, ha reconocido la gravedad de la crisis y anunció coordinaciones con Sedapar y Sunass para asegurar la continuidad del servicio. No obstante, los vecinos exigen resultados concretos, no promesas.

En medio del descontento, la población ya no solo pide agua; exige respuestas, transparencia y respeto. Tiabaya, tierra de agua y campiña, hoy se seca entre la burocracia y la frustración.

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