Cayma revive devoción ancestral en Fiesta de las Almas Benditas
Una tradición de más de tres siglos que une la fe católica, rituales andinos y el recuerdo de los difuntos olvidados.
TRADICIÓN DE HACE MÁS DE TRES SIGLOS
Este domingo 30 de noviembre, el distrito de Cayma volverá a vivir una de las celebraciones más singulares y antiguas del calendario religioso arequipeño: la Fiesta de las Almas Benditas, una conmemoración que mezcla el fervor católico con rituales prehispánicos dedicados a las almas olvidadas, especialmente aquellas cuyos restos nunca fueron sepultados. La festividad, que data de hace más de tres siglos, es una de las expresiones más profundas del sincretismo cultural del sur del Perú.
De acuerdo con los cronistas locales, la celebración se originó alrededor de 1545, año en que se construyó la primera capilla de Cayma. Desde entonces, cada generación ha mantenido viva esta tradición que combina devoción, memoria y respeto por los muertos. En ella convergen elementos de la fe católica —como la misa y la procesión— con prácticas ancestrales vinculadas al culto a los difuntos y la purificación del espíritu.
ESCARBO DE HUESOS: INICIO DE LA CEREMONIA
El alcalde de Cayma, Juan Carlos Linares, informó que las actividades iniciarán el domingo 30 de noviembre en el cementerio del distrito, con el tradicional “Escarbo de Huesos”, ceremonia central que se desarrolla desde las 11:30 de la mañana. En este rito simbólico, los participantes desentierran restos óseos antiguos, representando la memoria de los muertos olvidados y pidiendo por su descanso eterno.
Posteriormente, a las 2:30 de la tarde, se realizará una procesión que recorrerá las principales calles de la zona: Melgar, Cacique Alpaca y la avenida Cayma, hasta llegar al Complejo Mariano Cervantes Laguna, donde se llevará a cabo el velorio comunitario de los restos.
UN VELORIO QUE UNE A TODO EL PUEBLO
El velorio de los restos es uno de los momentos más significativos de la festividad. Los vecinos acuden con velas, flores, música y oraciones, acompañando durante toda la noche las llamadas “toccas”, cráneos o restos humanos conservados como símbolo de las almas a las que se rinde homenaje. En el Complejo Mariano Cervantes Laguna, el ambiente se llena de cánticos, rezos y gestos de recogimiento, pero también de comunidad y memoria compartida.
Este velorio colectivo se extiende hasta el día siguiente, reflejando una antigua creencia: las almas de los muertos visitan a los vivos y deben ser acompañadas para que encuentren la paz. Los asistentes también evocan la leyenda de San Gil de Cayma, un relato popular que vincula la fe cristiana con antiguas tradiciones locales y que, según los mayores, protege al pueblo de enfermedades y desgracias.
MISA Y PROCESIÓN DE RETORNO AL CEMENTERIO
El lunes 1 de diciembre, las actividades continuarán con una misa solemne en la parroquia San Miguel Arcángel de Cayma, a partir del mediodía. Luego, en procesión, los restos serán trasladados nuevamente al cementerio, donde se realizará la sepultura final cerca de las 3:30 de la tarde.
Para muchos vecinos, este momento simboliza el reencuentro de las almas con su lugar de descanso y el cierre del ciclo espiritual. Las calles se llenan de fieles, bandas de música y devotos que portan velas o flores, mientras se escuchan plegarias y cánticos tradicionales que combinan castellano y quechua.
EL DESCCAIQUE: RITO FINAL
El martes 2 de diciembre se llevará a cabo el Desccaique, ceremonia final que representa la purificación de los vivos. En este ritual, los asistentes se golpean suavemente con ramas de molle, ortiga o sauce, creyendo que así se libran del “ccaique”, o “mal de muerto”, una energía negativa que, según la tradición andina, puede afectar a quienes participan en los ritos funerarios.
El acto tiene un profundo significado espiritual: representa la limpieza del cuerpo y el alma después del contacto con los difuntos, sellando el equilibrio entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
PATRIMONIO VIVO EN CAYMA
Pese a los cambios del tiempo y la modernidad, la Fiesta de las Almas Benditas de Cayma continúa siendo un símbolo de identidad local y de respeto a las tradiciones heredadas. Cada año, cientos de vecinos, autoridades y visitantes se suman a las ceremonias, reafirmando su vínculo con los antepasados y con una cosmovisión que entiende la muerte como parte natural de la vida.

“Esta es una expresión que debemos preservar. No solo por su valor religioso, sino porque es una muestra viva de nuestra historia y de la unión entre lo andino y lo católico”, destacó el alcalde Linares.
La Municipalidad de Cayma, junto con la Comisión Organizadora de la Fiesta de las Almas, ha preparado un programa especial para garantizar que las actividades se desarrollen con orden, seguridad y respeto.
Así, entre rezos, música, procesiones y rituales de purificación, Cayma se prepara para rendir homenaje a las almas olvidadas, manteniendo encendida una tradición que, desde hace más de 300 años, recuerda a los suyos con fe, devoción y esperanza.
