Por: Carlos Meneses

Por ello, más que una formalidad electoral, las primarias representan una oportunidad para comenzar a reconstruir la credibilidad del sistema político. Si los partidos asumen este proceso con transparencia, apertura y respeto a las reglas, el país habrá dado un paso fundamental hacia una democracia más sólida, participativa y responsable. El Perú lo necesita, y los ciudadanos lo esperan.

Este domingo 30 de noviembre el país vivirá un hecho crucial en el camino hacia las Elecciones Generales del 2026: el inicio de las elecciones primarias. Se trata de una etapa inédita en su magnitud, pues 39 organizaciones políticas participarán en este proceso interno que busca devolver legitimidad y transparencia a la representación política peruana, tan erosionada en los últimos años.

El voto de los militantes —82 mil en total— no solo servirá para elegir a los candidatos presidenciales, congresales y al Parlamento Andino, sino también para poner a prueba la real capacidad de los partidos de organizarse democráticamente. El Partido Aprista Peruano y Renovación Popular optaron por la modalidad de voto directo de sus afiliados, mientras que otras 37 agrupaciones aplicarán el sistema de delegados, en el que primero se eligen representantes internos y luego, el 7 de diciembre, se definen las candidaturas.

El reto, sin embargo, no se limita al acto electoral. La participación interna debe ser una oportunidad para que los partidos recuperen la confianza ciudadana, perdida por años de improvisación, caudillismo y corrupción. Las primarias deben servir como un examen de institucionalidad: ¿son las organizaciones capaces de renovar liderazgos, escuchar a sus bases y priorizar propuestas sobre intereses personales?

La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) ha garantizado un despliegue técnico importante, con 578 mesas instaladas y 14 oficinas descentralizadas. Pero el éxito del proceso no dependerá solo de la logística, sino de la conducta ética y la madurez política de los participantes. Las denuncias de manipulación o imposición de listas deben ser desterradas, pues vaciarían de sentido un mecanismo pensado justamente para fortalecer la democracia interna.

La ciudadanía, por su parte, debe observar con atención. Aunque en esta primera fase solo voten los afiliados, el desarrollo de las primarias permitirá evaluar qué tan serios son los partidos que aspiran a gobernar el país. Quienes hoy se someten a votación interna, mañana pedirán el respaldo de millones de peruanos.