Corrupción, violación a la Ley e integridad son absolutamente innegociables

Por Alicia Barco Andrade Comunicadora, filósofa, , docente y líder.

El Nuevo Mandato de la «Política Humana» es Poner el Corazón y la Ley al Servicio del Ciudadano.

He dedicado mi vida al servicio público bajo la convicción de que la política no es un tablero de ajedrez ni un código de leyes frías; la política es, en su esencia más pura, el arte de cuidar a las personas. Por eso, para mí, los escándalos de corrupción y las violaciones a la ley no son solo delitos, son un profundo fracaso humano y una traición al alma de la República.

Quienes defendemos la Política Humana entendemos que tres principios son el oxígeno de nuestra labor, y por ende, son absolutamente innegociables: la Corrupción, la Violación a la Ley y la falta de Integridad.

CORRUPCIÓN, EL ROBO A LA DIGNIDAD

Cuando un líder se corrompe, no está robando solo dinero del erario público. Está robando la dignidad de una madre que espera una cama en un hospital, está robando la oportunidad de un niño de tener una escuela segura, está robando la esperanza de un emprendedor que necesita un trámite honesto. La corrupción es el acto más inhumano de la política porque desvía los recursos destinados a la vida misma para engrosar el bolsillo de unos pocos. Un líder de la política humana no puede tolerar la corrupción porque su primer deber es proteger la vida y la dignidad de cada ciudadano.

LA LEY, CONTRATO SOCIAL DE LA CONFIANZA

La Ley, aunque parezca técnica, es nuestro contrato social. Es la promesa de que todos tenemos las mismas reglas y que nadie, por poderoso que sea, puede atropellar al débil. La violación a la Ley por parte de un gobernante es, por definición, un acto de abuso de poder. Quiebra la confianza, siembra la desesperanza y nos devuelve a un estado donde la fuerza bruta y el privilegio prevalecen sobre la justicia. Nuestro deber, como líderes humanos, es defender ese contrato social con un rigor que no admita ni una sola excepción.

ALA INTEGRIDAD, EL PUENTE HACIA EL SERVICIO

Si la política humana se define por la empatía, entonces la Integridad es el puente que conecta esa empatía con la acción. La integridad no es un adorno ético, es una herramienta de gestión. Significa que, incluso en la soledad de la toma de decisiones, el líder siempre elegirá la opción que beneficie a la mayoría y que honre el espíritu de servicio.

POLÍTICA HUMANA, HONRAR LA LEY SIGNIFICA:

Usar la legalidad para acelerar las soluciones sociales, no para poner trabas burocráticas. Esto es Priorizar al Vulnerable.  Dejar el pedestal de poder y escuchar el dolor y la necesidad del ciudadano de a pie. Ser empático y accesible. Finalmente, gobernar con Transparencia, es entender que la verdad es el único camino para mantener el vínculo de confianza con el pueblo.

El tiempo de los líderes que se limitan a «cumplir» sin sentir, ha terminado. El Perú necesita líderes que no solo conozcan la Ley, sino que la usen como un instrumento para la solidaridad y el progreso humano. Que cada decisión se tome con la cabeza fría de la legalidad y el corazón caliente de la empatía. La política humana es la única capaz de restaurar la fe, porque se construye sobre la Roca Innegociable de la Integridad.

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