Arequipa ante el 2026: desafíos para recuperar el dinamismo económico
VIDENZA INFORMA

El 19 de diciembre, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) presentó su último Reporte de Inflación del año, en el que para este 2025 proyecta un crecimiento cercano a 3,3% (mayor al 3% previo), impulsado por la normalización de la demanda interna, la mejora de los términos de intercambio y la recuperación de la inversión privada. Para 2026, el crecimiento convergería hacia 3,0%, en un contexto de inflación dentro del rango meta y expectativas ancladas.
El entorno macroeconómico muestra señales favorables. La inflación cerraría 2025 alrededor de 1,5%, una de las tasas más bajas de la región, lo que permite mantener una política monetaria cercana a su nivel neutral. Asimismo, los precios internacionales de los metales —especialmente el cobre— continúan en niveles elevados, fortaleciendo la balanza comercial y generando un impulso adicional para los sectores vinculados a la minería (aunque con el nivel de precios actuales el crecimiento debería ser mucho mayor). La inversión privada, tras dos años de contracción, retornaría a tasas positivas, con una expansión estimada de 9,5% en 2025 y un crecimiento sostenido en 2026.
Sin embargo, el escenario nacional contrasta con el desempeño reciente de Arequipa. Al tercer trimestre de 2025, la región registró un crecimiento de apenas 1,5%, significativamente por debajo del promedio nacional de 3,4%. Esta diferencia evidencia una recuperación más lenta y una menor capacidad de transmisión del ciclo económico favorable hacia la actividad regional.
La desaceleración arequipeña responde a factores estructurales y coyunturales. La inversión privada regional continúa rezagada, particularmente en construcción y manufactura. El turismo, aunque en proceso de recuperación, no ha alcanzado los niveles previos a la pandemia. Y la minería —principal motor económico de la región— aunque con una cartera de proyectos futuros muy importante, cierra el 2025 con la misma capacidad productiva.
De cara al 2026, el principal desafío para Arequipa es revertir esta tendencia y recuperar su tradicional liderazgo económico. Para ello, resulta indispensable reactivar la inversión privada, condición necesaria para acelerar el crecimiento potencial y generar empleo formal. En este contexto, la continuidad del proyecto Tía María adquiere relevancia estratégica. Su ejecución permitiría aprovechar el ciclo favorable del cobre, dinamizar la cadena de valor regional y fortalecer la recaudación fiscal.
Arequipa cuenta con ventajas competitivas claras: capital humano, base empresarial sólida y un sector minero con alto potencial. Pero para que estos activos se traduzcan en mayor crecimiento, se requiere un entorno que reduzca la incertidumbre, facilite la inversión y priorice proyectos de impacto regional.
