Navidad: tiempo de reconciliación y esperanza
Por Carlos Meneses
Que esta Navidad nos encuentre unidos, agradecidos y esperanzados. Que el 2026 nos reciba con más diálogo, más solidaridad y menos resentimiento. Que cada arequipeño, desde su hogar o su barrio, aporte a construir una ciudad más humana, justa y fraterna. Porque solo reconciliados podremos mirar el futuro con confianza.
En esta Navidad, Arequipa se ilumina una vez más con el resplandor de las luces, los villancicos y el espíritu de unión familiar. Pero más allá de las celebraciones y las tradiciones, la esencia de estas fechas nos invita a mirar hacia adentro, a reconciliarnos con nosotros mismos y con los demás. La Navidad no solo recuerda el nacimiento de Jesús, sino también la posibilidad de un nuevo comienzo, de renovar los lazos rotos y las esperanzas dormidas.
El 2025 ha sido un año complejo para nuestra región y para el país. La incertidumbre política, los conflictos sociales, la inseguridad y la crisis económica han dejado huellas en la convivencia ciudadana. En medio de todo ello, la desconfianza y la división parecen haberse instalado en la vida cotidiana, debilitando la solidaridad que siempre caracterizó al pueblo arequipeño. Por eso, la Navidad llega con un mensaje urgente: es momento de reencontrarnos como comunidad.
Reconciliarse no significa olvidar ni minimizar los problemas, sino asumirlos con madurez y apostar por el diálogo y el respeto. La historia de Arequipa está marcada por el coraje de su gente, por su espíritu crítico y su defensa de la justicia. Hoy, ese mismo carácter debe ponerse al servicio de la paz, la empatía y la reconstrucción del tejido social. No hay desarrollo posible si seguimos enfrentados, ni futuro próspero si la indiferencia reemplaza al compromiso.
La reconciliación también empieza en lo pequeño: en las familias que se reencuentran, en los vecinos que vuelven a saludarse, en los gestos cotidianos de perdón y de ayuda mutua. La Navidad nos recuerda que la grandeza de un pueblo no está solo en sus obras o en su historia, sino en su capacidad de tender la mano al otro, especialmente en los tiempos difíciles.
