Los partidos políticos o movimientos. ¿Son organizaciones criminales o microempresas electorales?
Por: Pedro Rodriguez Chirinos – Asociación Rerum novarum

Primero aclaremos, un partido político según nuestra ley es una asociación de ciudadanos que constituyen personas jurídicas de derecho privado cuyo objeto es participar por medios lícitos, democráticamente, en los asuntos públicos dentro del marco de la constitución y la ley. Deben ser instituciones fundamentales para la participación política de la ciudadanía y base del sistema democrático. Es necesario tomar en cuenta que la política es un servicio a la comunidad. No puede darse ese servicio solo a una persona o grupo, empresa o nación, ajena a la colectividad a la cual se debe. Ese es el fundamento de un partido y de un político, la de servir; no es servirse del pueblo. Tienen un primer deber, la de ser democrático en su interior, en su vida partidaria, puesto que no puede dar a la comunidad lo que no se práctica en la institución. Tiene una obligación el partido; de ser honesto, solidario, justo y fraterno con los miembros que la conforman. Eso es sentido común, puesto que nadie dará lo que no tiene. En la vida de un partido juega un papel crucial, el ideario o doctrina, el cual amalgama a los miembros como el cemento a los ladrillos de un muro, ello dice, lo que es el partido y que quiere. Mientras que los estatutos, indican como se organiza el partido político. En pocas palabras, uno dice que es y el otro expresa como se organizan en vista del quehacer político. Luego vienen aquellos aportes u órganos necesarios e importantes, un organigrama, reglamento interno, un tribunal de ética o de disciplina, también un registro de meritocracia, etc. En pocas palabras, un partido debe tener un ideario que expone la doctrina, un estatuto que da fe de la organización, sus deberes y derechos, luego algo muy importante la cabeza visible del proyecto, el presidente del partido, su secretario general y aquellas personas que conforman el comité ejecutivo nacional. La política tiene mucho de ser antropomórfica, es que encarna el proyecto en personas. Cual es su fin, participar en las justas electorales con el objetivo de llegar al poder público y buscar el bien común o bienestar de la población en su conjunto. Ahora hablemos de la democracia como sistema político. No es perfecto, pero es lo mejor que tenemos. La democracia comprende el despliegue de los derechos de ciudadanía: ciudadanía civil (derechos a tener un nombre, propiedad, etc.), ciudadanía política (derecho a elegir y ser elegido) y ciudadanía social y económica (derecho a la vida, vivienda, a la educación, a la seguridad, al acceso de justicia). Hoy, lamentablemente tenemos un déficit de legitimidad, en la relación representantes políticos y población. Es decir, que esos partidos no nos representan y en un uso de la economía del lenguaje, decimos en general partido a todas las organizaciones que compiten por ejercer el poder político a través de las elecciones. Los diversos movimientos sociales y políticos que surgen como instrumento de acción política alternativos a las tradiciones partidarias, llámense en un pasado reciente por mencionar algunas, el APRA, IU, PPC y ahora en un punto de quiebre AP, deciden apartarse y prefieren llamarse movimientos. Para ser considerado un partido político, debemos tener en cuenta la continuidad en la organización, es decir, una organización cuya esperanza de vida sea superior a la de sus dirigentes. Debe ser organizada y estable en todos los ámbitos nacionales y con vida partidaria, no solo que se active en elecciones. Para ello, la formalidad, se crea la ley de partidos políticos que trata de sacar de la informalidad y la falta de responsabilidad política en nuestro país. Ahora precisemos lo importante, los partidos y movimientos que no tienen claro los principios de verdad, honestidad, solidaridad y justicia, son en la practica organizaciones criminales, y si son de alcance regional, provincial o distrital, no se eximen de los principios mencionados, y pueden llamarse microempresas electorales, que, así como surgen, también desaparecen en el tiempo. Antes de ser parte de un partido político o movimiento, lo que en la práctica es formalmente llenar una ficha y firmar, posteriormente militar. Se debe ver su ideario, su estatuto y luego estudiarlos con detenimiento. Además, ver quien lo promueve y dirige, su historia personal y partidaria si la tuviese. Varias consideraciones, ya que es una decisión que queda en el tiempo, y porque podemos ser parte de una organización que no sea honesta o de una microempresa electoral que sus fines es recuperar la inversión y beneficiarse lucrativamente. Pensar y reflexionar antes de actuar, para no tener que lamentar. Sino se encuentra dentro de las propuestas de partidos, las opciones personales, de asociarse, siempre queda la posibilidad de buscar nuevamente y por último la de crear una nueva opción. Necesitamos en el país políticos que sean “honestos y capaces”, hacemos esta nota o precisión que durante años se eligió “capaces y honestos”. Y ahí tenemos ese desfile de corrupción de presidentes que encabezaron organizaciones criminales, una larga lista de ser tristemente célebres esos personajes. Primero honestos, luego capaces. Luego servir a la comunidad.

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