La importancia de la adenda 13
Por: Carlos Meneses

“Todo lo que queda por hacer sobre Majes es vigilar el proyecto y no permitir que aparezcan los malvados que se dedicaron a entorpecerlo”.

El presidente del Consejo Regional de Arequipa, José Luis Hancco asegura no haberle gustado que, con su voto, que resultó dirimente en un empate en que se dividieron 10 de los 15 miembros del Consejo Regional de Arequipa, se aprobara autorizar a la gobernadora encargada, Kimmerlee Gutiérrez la suscripción de la adenda 13.

Hancco, que fue dirigente laboral y también de la AUPA, se vio de pronto entre espada y pared. Sin embargo, a pesar de no estar totalmente satisfecho con las condiciones de la adenda, optó por el camino más prudente y votó convencido por tres razones fundamentales.

La primera de ellas es por el hecho cierto de que las grandes jornadas de Arequipa solo han triunfado cuando han sido dirigidas por residentes arequipeños. Poco interesa que hayan sido nacidos en esta tierra o, como en el caso del señor Hancco, venidos hace años de Puno para trabajar aquí y finalmente escoger un sitio para morir, mezclado con el porvenir de una ciudad que lo acogió con brazos abiertos y lo motivó a reservar un lugar para su esqueleto o sus cenizas.

La otra razón poderosa que lo impulsó a escoger como lo hizo fue el convencimiento de que una mayoría ciudadana quiere y necesita de Majes. La tercera razón es que tenemos la oportunidad de que mientras las obras físicas de Majes II se realicen, podemos ir arreglando lo que mal estuviera con respecto al futuro del proyecto.

Esa decisión fue sabia, pues antepuso los derechos y los deseos de Arequipa a afanes de politiqueros que prefirieron callar boca durante más de 10 años de paralización del proyecto.

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