Defender nuestra Soberanía
Por: Berit Knudsen – El Montonero

El Foro de Sao Paulo, creado en 1990 por Lula da Silva y Fidel Castro para definir el rumbo de la izquierda en América Latina y el Caribe, reunió a 48 partidos y organizaciones; pero Cuba principalmente buscaba fuentes de recursos, en medio de la crisis de la Unión Soviética. En su Declaración expresaron los principios y objetivos de los hoy 123 partidos y movimientos en 27 países. Los gobernantes de izquierda actúan en bloque con coaliciones como Alba y Puebla, y satélites como Runasur, intentando violar nuestra soberanía.

El apoyo a Pedro Castillo es parte del plan solidario del Foro, y busca su retorno al poder; un pedido declarativo, ya que esas organizaciones no tienen carácter vinculante. Así, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia se pronunciaron en bloque a favor del presidente golpista; más preocupados por perder uno de sus bastiones que por la suerte de Castillo. Las protestas de Petro y los intentos incansables de Andrés Manuel López Obrador con el asilo político les valieron a ambos mandatarios la reprobación del gobierno peruano y de políticos y congresistas de sus propios países.

Desde inicios de la crisis, Argentina tuvo idas y venidas, cambiando su posición. Chile aceptó a la nueva mandataria y hoy escuchamos a Lula Da Silva, reconociendo las decisiones peruanas y enviando un contundente mensaje a Dina Boluarte: “Su tarea es reconciliar el país”. Esto parece consecuencia de ciertas fisuras en el bloque de la izquierda.

Es importante precisar que en 2017 Lula da Silva fue sentenciado por la justicia brasileña, y fue liberado en 2019, tras 19 meses de prisión. En 2021 los juicios fueron anulados argumentando que Curitiba, en el Estado de Paraná, no tenía jurisdicción para dichas sentencias.

De cualquier forma, Lula estuvo preso, fue liberado, fue candidato y hoy es presidente del Brasil por tercera vez. En este escenario parece contravenir a sus camaradas del Foro de Sao Paulo, lo que resulta relevante. Habrá que estar atentos, observando los pasos del flamante mandatario brasileño antes de pronosticar el desenlace.

Bolivia atraviesa una grave crisis política y social. Para comprender este escenario nos remontamos a 2019, fecha en la que Evo Morales huyó de Bolivia tras declararse un fraude electoral. Jeanine Añez asumió como presidente interina y convocó a elecciones, resultando elegido Luis Arce del partido MAS, de Evo Morales. En 2022, Santa Cruz –que representa el 30% del PBI de Bolivia– inició un paro de 36 días, exigiendo un censo para conocer la población real y corroborar la información de los patrones electorales; finalmente Arce aceptó el compromiso. Pero el 29 de diciembre, el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, fue detenido y acusado de participar del golpe de Estado de 2019. Ello suma un nuevo preso a la lista de 187 prisioneros políticos hostigados y en aislamiento, y que incluye a la expresidenta Jeanine Añez.

Runasur es la alternativa para Evo Morales, acusado por violar en reiteradas oportunidades la Constitución de su país, avalar a las dictaduras y declarado “Persona no grata” en el Perú en 2021. Pero la tesis de Morales resulta inconsistente, Runasur promueve rstados “plurinacionales” y la creación de una “nación aimara” es contradictoria. Lo que busca es desestabilizar al Perú, consiguiendo así una salida al mar.

El Perú no puede ceder ante naciones extranjeras que pretenden intervenir en asuntos internos que competen a la defensa de nuestra soberanía. Pedro Castillo es sólo un instrumento, ha sido abandonado por 12 abogados, cómplices y también por ese club de amigos interesados solo en consolidar sus posiciones en Latinoamérica. El peligro es ese bloque, liderado por Cuba; pero la actuación de Brasil deberá ser objeto de toda nuestra atención.

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