Por: Carlos Meneses

“Hay que devolver al país a la senda del orden sin olvidar la reparación que merecen las víctimas.”

En la mañana del martes, y como se tenía previsto, los seguidores del ex presidente Pedro Castillo armaron un laberinto cuando llegó al Congreso el gabinete que preside Alberto Otárola. Le dijeron lo que quisieron, en palabras de tono de censura.

Cuando los gritos aumentaron, el gabinete decidió retirarse del hemiciclo por lo cual la sesión fue suspendida para que los portavoces de las bancadas se reunieran para permitir y acordar un desarrollo crítico, pero sin violencia verbal.

La noche anterior, 5 ministros de Estado que incluían a Otárola dirigieron un mensaje al país insistiendo en su presentación y en la solicitud del voto de confianza que exigen las normas vigentes cuando un gabinete nuevo se presenta ante el Congreso.

Es oportuno expresar que, si todos los peruanos sentimos dolor por las perdidas de vida, que llegan a 40 en los últimos días, el pesar colectivo podría ser mayor si los azuzadores logran conseguir que muchos más ciudadanos paguen con la vida la imprudencia de la acción de los violentistas que se infiltraron en los desórdenes o en las expresiones pacíficas de su protesta que mal terminaron.

Lamentablemente, hemos perdido la vida de gente joven, en la mayoría de los casos. Provocado heridas a civiles y policías que intentaron restablecer el orden alterado al evitar la depredación, los incendios y daños a propiedades públicas y privadas.

El país no puede tornarse ingobernable. Por esa razón y sin renunciar a una investigación severa que ya inició el Ministerio Público para determinar responsabilidades e identificar a los culpables de tan sensibles decesos, reconocemos que no había otra salida que dar voto de confianza al Ejecutivo y proceder a cumplir el adelanto de elecciones, ya decidido, para mejorar no solo la situación y orden del proceso de renovación de autoridades sino para devolver al país a la senda del desarrollo y la prosperidad.