Huelga escolar en Los Ángeles deja tres días sin clases a 420 mil
— Redacción Diario El Pueblo —
ESTADOS UNIDOS
La lluvia no ha interrumpido el inicio de la huelga en el segundo distrito escolar más grande de Estados Unidos. Cientos de maestros se han plantado el martes a las afueras de sus escuelas de Los Ángeles para exigir mejores salarios y condiciones para los trabajadores de los colegios públicos que no están en las aulas, pero cuya labor es fundamental para la operación de los centros: los choferes, guardias, conserjes, asistentes de educación especial y empleados de las cafeterías, entre otros. La protesta, que ha sido secundada por el sindicato de maestros, dejará a 420.000 menores sin clases durante tres días.
Unos 20 maestros protestaban desde muy temprano en un colegio del barrio de Baldwin Hills, al sur de Los Ángeles. En una mano, los profesores sostenían un paraguas para protegerse de la lluvia. En la otra tenían los carteles con el reclamo principal de la protesta. “Queremos respeto”, decía el mensaje, que podía hallarse tanto en inglés como en español en muchas de las 1.000 escuelas que han parado sus actividades hasta el jueves.
“Nos rehusamos a ser invisibles, nos rehusamos a ser silenciados. Estamos listos para luchar y nos llena de orgullo que se nos hayan unido los maestros en un gesto de solidaridad. Unidos todos vamos a triunfar”, ha señalado esta mañana Conrado Guerrero, el líder de la sección 99 del sindicato de los trabajadores de servicios, que ha convocado a la huelga.
La protesta estalló porque han fracasado las negociaciones entre el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles y la sección 99, que agrupa a unos 30.000 trabajadores de servicios de las escuelas públicas de la zona metropolitana de la ciudad. La organización no ha tenido un nuevo contrato colectivo en tres años y busca un incremento del salario de 30%, además de dos dólares extra por hora para los empleados que menos ganan. Algunos de los empleados contaban que en más de 20 años de empleo no han visto subir su paga más que 10 dólares por hora en una ciudad donde vivir es cada vez más caro.
La mejor oferta llegó el viernes, cuando el distrito ofreció un incremento de 5% a su propuesta inicial, una subida de 19%. Esta fue rechazada, lo que hizo inminente el cierre de las escuelas durante tres días. Al mismo tiempo, pero de forma paralela, los más de 20.000 maestros que forman parte de la unión escolar están negociando una subida de 20% a sus sueldos.
El superintendente, Alberto Carvalho, ha señalado a través de un comunicado que busca retomar el diálogo con la sección para llegar a un acuerdo que pueda satisfacer a ambas partes. “Entiendo la frustración de nuestros empleados, que se ha estado acumulando no solo en unos cuantos años, sino probablemente por décadas. Teniendo como base el reconocer las desigualdades históricas es que hemos puesto sobre la mesa esta oferta histórica”, ha señalado Carvalho, quien llegó al cargo en febrero del año pasado e inmediatamente heredó una crisis que tiene una difícil resolución. El superintendente ha admitido que la oferta hecha quiere mediar entre su obligación con los trabajadores menos afortunados del sistema y sus responsabilidades financieras al frente del organismo.
La movilización de los trabajadores se ha convertido en un imán para las ambiciones políticas de algunos. El congresista Adam Schiff, quien busca llegar al Senado a ocupar la vacante que dejará Dianne Feinstein, se ha dejado ver por Los Ángeles para mostrar su apoyo al sindicalismo. “El promedio de ingresos de nuestros choferes de autobús, de los trabajadores de cafeterías y de los asistentes en las aulas, es de 25.000 dólares al año (2.083 dólares al mes). ¿Quién puede vivir con eso? son sueldos de pobreza”, dijo el demócrata en una conferencia de prensa.
La huelga ha puesto en aprietos a cientos de miles de familias, que han visto sus rutinas diarias modificadas por la manifestación sindical. La gran mayoría de las escuelas que han cerrado sus puertas, entre el 75 y el 80% del total, dan servicio a comunidades latinas o negras menos favorecidas. Allí acuden hijos de inmigrantes que tienen dos trabajos o más para subsistir. O lo contrario, padres desempleados o ausentes que viven de los apoyos gubernamentales.