Por: Carlos Meneses

“Los hinchas del fútbol nos dan un ejemplo de entendimiento de amistad y de fuerza en nuestros mismos”.

Una vez más los hinchas del fútbol nos han evidenciado que se puede querer al Perú y pregonar el amor que por este país sentimos, de manera que no encontremos diferencias de ninguna clase en la entrega del corazón por la tierra en que nacimos.

La selección peruana de balompié no ha tenido los éxitos de otros tiempos, pero la hinchada es igual de entusiasta, fervorosa y creyente en las propias posibilidades y también en el trabajo de equipo.

A los sinsabores que se presentan en el camino, proponemos la voluntad de seguir unidos con los colores de la bandera y el afecto por nuestra historia. Los hinchas sienten dolor comparten tristezas, también disfrutan de la alegría de las victorias y por eso no tenemos por qué pelearnos entre ricos ni pobres, entre derechistas o izquierdistas. Todos somos peruanos, tenemos los mismos órganos que nos significan vida y afecto.

El ejemplo de los incondicionales futbolísticos debe ser seguido por todos y los odios no cuentan en esta historia. Nunca sirvieron para lo bueno, porque lo que se divide es de menor tamaño que lo original.

El fútbol es un nuevo ejemplo de que podemos ser partidarios de nosotros mismos, del pasado que representan nuestros viejos, de la esperanza que debemos sentir por los jóvenes y los niños. Estamos obligados a darles lo que nosotros encontramos como realización de nuestros mayores legándonos un país lleno de riquezas que deben ser explotadas con justicia para con quien en ellas trabajan.

Los que nos sucedan tendrán que agradecer lo que dejemos o como a la manera de los juramentos dar cuenta de los errores cometidos. Hablemos de brechas disminuidas y no profundizadas, hagamos un país grande sobre la base de una suma de buenas acciones en las patrias chicas.