Por: Carlos Meneses

La contaminación ambiental no solo es una preocupación en el mundo y el Perú, sino también en Arequipa y las autoridades municipales deben actuar rápidamente para evitar que se llegue a extremos que dañen a todos.

El responsable de vigilar el estado de la Salud Ambiental en el Gobierno Regional, Zacarías Madariaga Coaquira está preocupado por la contaminación sonora que se sufre en la ciudad capital y que se agudiza también por el abuso que se hace en el uso de las bocinas de los vehículos que conforman el parque automotor de Arequipa; automóviles y motocicletas han crecido en número y transitan por las calles haciendo mucho ruido, también se suman los humos que se advierten en ellas.

En determinados sectores de la ciudad la situación se ha vuelto intolerable por este exceso y por la falta de un adecuado control mediante revisiones periódicas y educativas que deben realizarse en sectores centrales de día y también de noche.

Las consecuencias son complicaciones en las enfermedades respiratorias y alergias que se multiplican entre los habitantes, además del incremento de locales de diversión nocturnos que son objeto de preferente atención de delincuentes, lo mismo que ausencia de vigilancia policial adecuada y suficiente.  Lo que repercute en las áreas verdes y la incomodidad de transeúntes y viajeros.

Las campañas educativas existentes son evidentemente insuficientes y las congestiones vehiculares no justifican el uso indiscriminado que los conductores hacen de un recurso que termina por dañar a la población en general.

El tradicionalmente buen clima arequipeño está perjudicado por esta situación y exige una preferente atención de las autoridades.