EGASA y Arequipa
Por: Carlos Meneses
Ha llegado la hora de hablar claro y de pedir que el manejo de Egasa vuelva a manos de arequipeños, para que se haga realidad Charcani VII con los recursos que Egasa proporciona a través de la comercializadora Seal para satisfacer todos los requerimientos de esta parte de la región para que Egasa siga siendo arequipeña y no apéndice del limeñismo.
Desde hace un buen número de años incluso desde el siglo pasado, la empresa Egasa ha sido considerada emblemática de Arequipa por el aporte que ella hace en la generación eléctrica que permite abastecer de energía y luz a la ciudad y distritos aledaños.
Debe recordarse, especialmente, la posición asumida por la ciudadanía en general para defenderla de los afanes privatizadores del gobierno de Alejandro Toledo para con la organización que determinó un paro general, así como una huelga de hambre de los alcaldes distritales que lideró Juan Manuel Guillén como burgomaestre provincial.
La posición mayoritaria de los arequipeños determinó que Toledo enviara una misión desde Lima que presidió el exarzobispo de Arequipa, Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio y que integró el negociador principal Diez Canseco Terry.
Luego de una larga sesión en el colegio San José se dio por terminado el intento del gobierno sin que se disparara un solo tiro, contrariando la voluntad de quienes querían acabar con la protesta utilizando armas.
Arequipa ganó una batalla que permitió la continuidad de Egasa y presumiblemente el que a las centrales I, II, III, IV, V y VI de Egasa se sumara el proyecto de Charcani VII que, lamentablemente, no se ha concretado hasta ahora evidenciando que esa empresa ya se maneja desde Lima incluso abusando de la virtualidad y permitiendo que ahora Egasa sea objeto de controles de revisiones por parte de la Contraloría Regional que constata que no todo se está haciendo bien en esta organización.