El secreto para conseguir suerte
Por: María Marín
Dice un popular dicho que la suerte es loca es y a cualquiera le toca, pero la realidad es que ser afortunado no tiene nada que ver con sentarse a esperar que algún día pasen cosas buenas por “arte de magia”.
Según estudios y testimonios de “suertudos”, tener suerte no es haber nacido “con estrella”, es el resultado de la actitud con que se enfrenta la vida y lo que se hace para lograr las metas. Mientras vivir de racha en racha, es la consecuencia de vivir con actitudes negativas.
Las personas que consideran tener mala suerte son generalmente más tensas, tienen más preocupaciones y viven con más ansiedad. Y ese nerviosismo, es fatal. De acuerdo a Richard Wiseman, uno de los psicólogos investigadores más conocidos en “el campo de la suerte”, vivir desesperadamente y preguntándose qué otra cosa mala le pasará próximamente le interrumpe la capacidad de reconocer las oportunidades que le llegan en la vida; dejando pasar “los golpes de suerte”. Todo lo contrario a lo que hace la gente con mucha suerte para atraer más y más cosas buenas.
Aprovechan cada oportunidad: Tan pronto se les presenta algo nuevo lo toman sin pensarlo mil veces y “buscarle las cinco patas al gato”. No tienen miedo de salir de su rutina o zona de confort y están seguros de que siempre toman la mejor decisión. Además siguen su instinto; si algo les da buena corazonada se lanzan a ello.
Mantienen sus mentes en positivo: Viven cada día pensando que todo obra para bien y que lo mejor está por venir. Cuando les sucede algo negativo lo ven como una enseñanza y lo superan rápido. Precisamente, aprender de lo malo y seguir hacia adelante es lo que transforma la mala suerte en buena.
Siempre sonríen: Aún en los días no tan buenos procuran tener buena cara, pues una actitud amigable atrae la atención hacia ellos y genera una respuesta más positiva. Un buen ejercicio para lograrlo es mantener la sonrisa por 20 segundos repetidamente; automáticamente liberarás endocrinas y serotonina, haciéndote sentir mejor.
Olvídate del dicho de la suerte loca y aférrate al que cuerdamente te recuerda: “Las oportunidades no llegan, se buscan”.