En el centenario del nacimiento de Truman Capote
Por: Ricardo Montero
“Todos los materiales de este libro que no derivan de mis propias observaciones han sido tomados de archivos oficiales o son resultado de entrevistas con personas directamente afectadas; entrevistas que, con mucha frecuencia, abarcaron un período considerable de tiempo”.
Así abre Truman Capote los agradecimientos de A sangre fría, obra que construyó usando técnicas de investigación propias del periodismo, como la revisión de archivos y la entrevista, y escribió, sin alterar la realidad, usando técnicas propias de la literatura.
El investigador narró el asesinato de una familia en Holcomb, un remoto pueblo al oeste de Kansas (EE. UU.), acontecimiento que apenas llamó la atención a los diarios estadounideses. A Capote le tomó, a partir de noviembre de 1959, cinco años investigar el caso, y comenzó a publicarlo el 25 de setiembre de 1965 como un reportaje serial en la revista The New Yorker, y en 1966 como una novela del género de no ficción. Esta obra le ha valido a Truman Streckfus Persons, el nombre real de Truman Capote, ser reconocido como creador de la novela de no ficción, aun cuando en 1957 el argentino Rodolfo Walsh presentó Operación masacre, una investigación periodística que narra con técnicas literarias el asesinato de prisioneros políticos en su país.
La importancia de la obra de Capote radica en la vigorización del periodismo al reutilizar metodologías que los periodistas habían empleado desde los albores del oficio, y que a mediados del siglo XX fueron la base de la corriente denominada “Nuevo Periodismo”.
En el libro La banda que escribía torcido, una historia del nuevo periodismo, Marc Weingarten cita al propio Capote para describir su trabajo netamente periodístico, asentado en la objetividad que garantiza la investigación de archivos documentales y las entrevistas a protagonistas, afectados y testigos: “Mi teoría –dijo Capote, según Weingarten– es que puedes coger cualquier tema y convertirlo en una novela testimonio. No me refiero a una novela histórica o documental: estos son géneros interesantes y populares, pero impuros, sin la persuasión propia de los hechos reales y sin la altura poética de la narrativa. (…) Lo que he hecho es mucho más difícil que una novela convencional. Tienes que deshacerte de tu visión personal del mundo”.
Este año se cumplirán 100 años del nacimiento de Truman Capote (30 de setiembre de 1924) en Nueva Orleans, y 40 de su muerte (25 de agosto de 1984). Su estilo elegante, su excéntrica personalidad, pero sobre todo su aguda observación de la sociedad lo han convertido en figura significativa en la investigación y en la narración periodística. Weingarten sostiene que en una época en que el tejido social se estaba desgarrando en fisuras y el mundo estaba patas arriba, Capote se convirtió, junto con Tom Wolfe, Gay Talese y otros, en uno de nuestros sabios orientadores, incluso en nuestra conciencia moral.