Por: Carlos Meneses

Es deseable que a esta reunión de cancilleres se invite como observador a los Estados Unidos porque mucho del problema suscitado tiene que ver con las bandas que se organizan para abastecer mercados exteriores o para pretender gobernar, como es el caso del Ecuador una de las naciones que son productoras o intervienen en la negociación del narcotráfico.

No es nada mala la idea de la presidenta Dina Boluarte, de Perú, quien ha propuesto una cita de cancilleres que analizarían la problemática actual del vecino peruano y también las consecuencias que para el futuro de los países vecinos pueda tener la experiencia que actualmente confronta el presidente Daniel Noboa.

Perú, Ecuador, Colombia e incluso Venezuela tienen problemas comunes que vienen de viejos tiempos y que significaron en algún momento conflictos, felizmente superados. En el caso de Lima y Quito cuando hace 25 años se formalizó un acuerdo de paz que ha permitido elevar el comercio internacional y el intercambio de personas.

El que los cancilleres conversen significa que se hagan planteamientos diferentes sobre problemas comunes como son los de las migraciones, las bandas delincuenciales, el intercambio de bienes y el afán de consolidar acercamientos entre quienes no deben tener diferencias.

La Cancillería peruana, además, evidenciaría en este esfuerzo las voluntades que alentaron al entendimiento entre naciones que tienen objetivos comunes y también integracionistas y que ahora pasan por una crisis que debe ser superada en base a inteligencia y a una colaboración para con todos los involucrados, incluyendo a los Estados Unidos.

Es que en el fondo todos sabemos que esto tiene como origen el narcotráfico y las bandas surgidas alrededor de este mal que también las paga el consumidor norteamericano de estupefacientes.