Por: Carlos Meneses

Ayer se cerró el primer mes de la gestión 2024 y, también, se conocieron los resultados presupuestales del 2023 a través de quienes juzgan anualmente el quehacer estatal y el uso correcto de miles de millones de soles, que en el 2023 fueron o debieron ser usados en inversiones públicas por un valor de S/ 249 mil 700 millones.

Todo ello se planifica y, finalmente, es aprobado por el Congreso de la República y de allí resulta el conocimiento de que S/ 25 mil 557 millones proyectados para el 2023 no han sido invertidos provocando con ello la indignación y el malestar ciudadano.

Esa cantidad hubiera permitido construir 5 mil postas médicas o pavimentado las pistas departamentales de todo el Perú y así podría enumerarse otros miles de obras que el país necesita de urgencia y que tuvieron recursos para ser financiadas. También están afectadas la seguridad ciudadana, el buen estado de los colegios y en fin todas las obras que debieron ser ejecutadas por el gobierno central, los gobiernos regionales o las municipalidades.

Hay que anotar que este es un fenómeno que se repite año tras año y que desconcierta totalmente a la ciudadanía, pues presenta al Estado como ineficiente y como inadecuado al ser confrontado con realidades.

Podemos estar seguros de que al finalizar el 2024 estaremos haciendo lamento igual, mientras se observan deficiencias en toda la obra pública y se conoce la desvergüenza de que mucho de lo no invertido en obra ha volado por acción de depredadores.

SUMILLA

Comex Perú ha sido la primera en presentar esta realidad al conocer las cifras presupuestales y Julia Torreblanca, presidente de la institución empresarial, ha confirmado que el descontento ciudadano tiene en este resultado una gran significación y presencia. Es de preguntarse cuáles son las causas adicionales que lo han permitido y son las deficiencias de personas que fallaron en aspectos técnicos, en proyección y en la adecuada administración de lo que les fue confiado.