APRISMO: 100 AÑOS DE INDEPENDENCIA MENTAL

Por: Edgard Norberto “Beto” Lajo Paredes

La generación universitaria y proletaria de Haya de la Torre, rindieron su homenaje al centenario de la Independencia del Perú, proclamada en 1821, al fundar, cien años después, el 22 de enero de 1921, la Universidad Popular “González Prada”, llevando la independencia política de las clases criollas, a la independencia social de las clases productoras y circuladoras de la riqueza (campesinos, obreros y clases medias). Haya su primer Rector, en la inauguración, dijo: “En el Perú los estudiantes que tenemos el privilegio de recibir educación secundaria y superior, constituimos una minoría, comparada con la gran población juvenil, incapacitada, por razones económicas, de recibir los beneficios de la cultura”, terminó diciendo: “La ignorancia es la gran comadre de la tiranía y la proxeneta de la explotación. El pueblo trabajador es explotado porque es ignorante de sus derechos y no aprende a defenderlos… la verdadera y grande revolución social comienza por la revolución de las conciencias, de los espíritus, por la formación de una conciencia social. ¿Y cómo se forma esa conciencia? La palabra contiene la respuesta: ¡con CIENCIA!” (Historia del APRA, de Percy Murillo Garaycochea, p. 40). Al igual que la Independencia Política de 1821 se completa en 1824 (batallas de Junín y Ayacucho); esta Independencia Mental, social y cultural, se consolida en 1924 con la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana APRA, yendo hacia la independencia ideológica, doctrinaria y filosófica, de tener nuestros propios planes y programas, acordes a nuestra realidad de Pueblo-Continente, expresión de Antenor Orrego, quien junto con Haya, Seoane, Sánchez, Prialé, Heysen, Cox y los mártires de la democracia social de Pan con Libertad, han creado, enriquecido y perennizado el Aprismo como doctrina autónoma indoamericana.

En su libro: El Antimperialismo y el APRA, denuncia “el colonialismo mental y político de Indoamérica” (p. 51); e izando la bandera de la independencia mental, precisa: “El APRA es un movimiento autónomo latinoamericano, sin ninguna intervención o influencia extranjera” (p. 105); señala: “Nuestro doctrinarismo político en Indoamérica es casi todo de repetición europea … Vivimos buscando un patrón mental que nos libere de pensar por nosotros mismos” (p. 195); como descubridor de nuestra realidad, dice: “Y aunque nuestro proceso histórico tiene su propio ritmo, su típico proceso, su intransferible contenido, lo paradojal es que nosotros no lo vemos o no queremos verlo. Le adjudicamos denominaciones de prestado o lo interpretamos antojadizamente desde ángulos de visión que no son los nuestros” (p. 195), agrega: “Este colonialismo mental ha planteado un doble extremismo dogmático: el de los representantes de las clases dominantes – imperialista, reaccionario y fascista- y el de los que llamándose representantes de las clases dominadas vocean un lenguaje revolucionario ruso que nadie entiende. Sobre esta oposición de contrarios, tesis y antítesis de una teorización antagónica de prestado, el APRA erige como síntesis realista su doctrina y su programa. Parte esencial de él es la teoría del Estado Antiimperialista” (p. 196). De ahí que Haya resalta la Revolución mexicana -revolución social, no socialista-” (p. 197), “que cristaliza jurídicamente en la Constitución de Querétaro de 1917” (p- 199), rescatándola de la europeizante clasificación política.

En la Conferencia Mundial de la Socialdemocracia europea con la Izquierda democrática indoamericana (Caracas 1976); consecuente con la Independencia Mental, enfatizó: “nosotros hemos relativizado los postulados deterministas y dogmáticos que nos llegaban de Europa”, concluye: “Nuestros principios son propios, emancipados de toda imitación o intervención extra-continental” (Víctor Raúl de Mochero Vásquez, p. 120). En el Mensaje al asumir la Presidencia de la Asamblea Constituyente (1978), dijo: “Gran parte del fracaso de anteriores Constituciones se explica por su inadaptación a la realidad nacional”, añade, “Nuestra Constitución debe emanciparse de las imitaciones y las copias, sin desdeñar el legado universal de la ciencia política. Necesitamos una Constitución concisa y pragmática, que se centre en torno al hombre y a los derechos humanos y forje un Estado nuevo para una sociedad mejor”.

El Aprismo, cien años después, en Cusco, capital de nuestra civilización incaica autónoma (09 de febrero de 2024), consecuente y hayistamente, con la Independencia Mental, debemos recrear el Aprismo proponiendo al Perú e Indoamérica, un Plan Continental y Programa Nacional, en la cual, el Estado y la economía, estén al servicio del pueblo, y no, viceversa, como lo practican el progresismo y neoliberalismo, de poner al pueblo, al servicio del Estado y de la economía, respectivamente.

comentario en

  1. Un artículo muy didáctico, con una gran y confiable documentación que deja expuesta la sabiduría de Victor Raúl Haya de la Torre.

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