¿Ha leído a Frigyes Karinthy?
Por Fátima Carrasco
Frigyes Karinthy (1887-1938) fue el más popular y brillante escritor húngaro, fue un precoz fan de la ciencia. Entre sus lecturas infantiles: Kepler, Newton, Laplace. Huérfano de madre a los 6 años, Frigyes enviudó en 1918; su esposa, la actriz Ethel Judik, alias Boga, murió en la epidemia de gripe.
Autor de “Reportaje en el Cielo” —incursión en el mundo de ultratumba— “Viaje a Faremido”, “Capillaria” -Nuevas Aventuras de Gulliver-, “Así escriben ustedes”, “Danza sobre la Cuerda” —una de las mejores novelas surrealistas— “Mañana por la Mañana” —ensayo sobre teatro de vanguardia—; es más conocido por su “Viaje en torno de mi cráneo”, dedicado a la ciencia auténtica y noble, que jamás ha sido tan intolerante con la superstición como la superstición con ella.
Con su habitual y ligero estilo sin puntos, sólo comas, su asociación libre de ideas narra con buen humor y distancia emocional su propia operación cerebral, con riesgo de ceguera y/o muerte, tras serle diagnosticado un glioma.
Tras varios diagnósticos fallidos —intoxicación por nicotina, oídos inflamados, vista cansada— fue operado contrarreloj (el tumor presionaba los globos oculares) en Estocolmo por el doctor Olivecrona, uno de los primeros neurocirujanos. La escritora Bethlen, condesa y esposa del ex primer ministro húngaro organizó una colecta popular para sufragar los gastos.
La segunda esposa del autor, Aranka, retransmitió por teléfono la operación —asunto de interés nacional y popular— a los periodistas húngaros el lunes 4 de mayo de 1936.
“Estrellas Palpitantes”, “Espacio y Tiempo” o “La mitad de un perro negro corre hacia Trelleborg”, son algunos capítulos en los que Karinhy, consciente las primeras horas de la operación —se desmayaría después— narra sus suigéneris experiencias: “Es inverosímil que un hombre esté tendido aquí, en la mesa de operaciones, con el cráneo abierto, su cerebro al aire libre, es improbable que pueda continuar viviendo, improbable e ilícito, es de mala educación, por su parte, vivir aún…
Porque el instante de mi muerte será tan presente como ese otro instante actual, cuando procuro recobrarme sorprendido…En efecto, no hay futuro, no es más que una forma de hablar.
Los hombres medimos muy mal el tiempo…sólo existe un patrón: la rapidez de la experiencia, el tiempo vivido como el acelerador del tiempo de Wells…”
Karinthy murió dos años después de la operación. “Viaje en torno de mi cráneo” fue un éxito mundial, traducido a varios idiomas. Pocos saben, en cambio, que fue además el creador del llamado “Factor 6 Grados de Separación”, teoría falsamente atribuida al estadounidense Stanley Millgram.
En 1929, Karinthy escribió “Cadenas”, un cuento con los postulados de la Teoría. Y su propia vida demostró la veracidad de la misma: su mejor amigo, el poeta Gyula Havas murió a los 22 años de un tumor cerebral. Aranka, segunda esposa de Frigyes, fue una neuróloga freudiana (ambos visitaban a enfermos mentales internados en manicomios. “Moni”, uno de los capítulos de “Viaje…” trata sobre ellos). El doctor Olivecrona era un fractal de un personaje de una obra teatral de Karinthy: el cirujano Irio Olsen. La obra fue escrita veinte años antes de la operación. Frygies presintió que tenía un tumor cerebral antes de que aparecieran los síntomas clásicos. Su heroico traductor al castellano, F. Oliver Brachfeld, fan y anónimo lector suyo, era psiquiatra.