Tres acuarelistas arequipeñas: la calidez, la inspiración y la calma
Con perspectivas diversas, ellas buscan plasmar su amor por el arte a través de la magia del color, la danza del agua y el dominio de las cerdas del pincel
Por: Jean Carlo Frisancho
Tres acuarelistas arequipeñas, cada una con diferentes sueños y edades, pero con el mismo objetivo, pintar y vivir el arte se congregaron en el 1er Encuentro Iberoamericano de Acuarela y Patrimonio Cultural «Eduardo Ugarte Chocano». Estas mujeres destacaron al retratar los edificios emblemáticos de Arequipa. Ellas buscan vivir del arte, en un espacio donde predominan los hombres
Es en este concurso en que pudimos conocer a tres diferentes artistas femeninas.
Jeaneth Zea Alli: Mi arte no es simplemente visual
Una artista experimentada. Jeaneth recuerda que tiempo atrás era una de las pocas mujeres acuarelistas que salían a campo. Ahora ve con alegría como cada vez más niñas se suman al mundo del arte. Destaca que no importa el género, importa lo que uno expresa en su pintura. Con una paleta que abraza los colores cálidos, busca capturar la esencia radiante de Arequipa. Su arte no es simplemente visual, es una expresión íntima que refleja la dualidad entre la luz que ilumina sus obras y la sombra que aporta profundidad a la vida.
Ella se graduó de la Escuela de arte Carlos Baca Flor, donde emprendió su viaje en el caprichoso mundo del arte. Aunque al principio se encontraba sola en sus jornadas de acuarela, ha observado un cambio positivo a lo largo del tiempo. Se siente feliz al ver que más mujeres participan en eventos artísticos y que la presencia femenina en el campo ha ido en aumento, aunque reconoce que aún hay desafíos a superar.
Liz Yenque Quispe: Inspirar y reflejar
Para ella el arte le fue inculcado desde niña, con solo 21 años tiene ideas nuevas que buscan revelar una narrativa más allá de lo estético. Inspirada por su abuelo, su primer maestro de arte y una tía que la respaldó siempre, Liz utiliza la paleta de tres primarios y tierras para explorar la diversidad y riqueza de Arequipa. Su arte intenta ir más allá de la superficie, intentando inspirar y generar conciencia en cada pincelada que da en el papel.
Liz es aún una estudiante del arte, encontró lo que ama y no lo dejará escapar. Piensa que, aunque existe apoyo, considera que no es suficiente. Observa que eventos internacionales, como estos encuentros, son cruciales para inspirar a las jóvenes artistas y demostrar que es posible vivir del arte. Ella valora estas reuniones como oportunidades para aprender de maestras consagradas.
Marita Chávez Paredes: La calma, serenidad y melancolía
Ella ya goza de experiencia, aunque trata de forjarse un camino en el ambiguo mundo del arte. Encuentra en la acuarela una vía para expresar la calma, serenidad y melancolía que la rodean al pintar. Su predilección por los tonos azules refleja estas emociones, otorgándole a sus composiciones un toque de tranquilidad. En cuanto a su búsqueda artística, ella trata de hacer sus obras únicas para que cada interpretación sea diferente.
En cuanto a su aprendizaje, destaca la importancia de soltarse y no tener miedo en la acuarela. Durante el evento, observó la limpieza y pulcritud técnica de los artistas internacionales, así como la fidelidad a su estilo. A pesar de algunos aspectos a mejorar en futuras ediciones, Marita felicita la iniciativa del encuentro y expresa su deseo de participar en más concursos, reconociendo el papel creciente de las mujeres en el mundo del arte.
Ellas van en un camino de un solo rumbo, en donde la pintura es más que solo un acto, es una expresión de todo lo que uno lleva dentro. Con sus mensajes finales, las artistas emanan un aliento inspirador para que las niñas persistan en la búsqueda de sus sueños artísticos, abriendo paso a un cambio significativo y al reconocimiento que indudablemente merecen en el vasto mundo del arte.