Por: Giancarlo Ameghino

Desde hace décadas, las compañías y organizaciones, comúnmente, están estructuradas bajo un sistema de jerarquías, lo cual podría haber motivado a que el trabajador busque escalar de puestos, sobre la base de su desempeño y la experiencia dentro de ellas.

No obstante, con el creciente desarrollo demográfico de las nuevas generaciones, que se han convertido en cerca de la mitad de la población, las organizaciones vienen dando un giro en sus modelos de gestión y apuestan por la modificación de estos, logrando que la jerarquía, la autoridad y el control de los superiores sean remplazados por la autonomía laboral, la confianza en el empleado y la transparencia.

Este nuevo modelo basado en la holocracia ?sistema de organización en el que la autoridad y la toma de decisiones se descentralizan? puede ser difícil de instaurar, pues funciona bajo un esquema netamente horizontal y en redes, donde no hay lugar para un solo líder, sino que todos colaboran para lograr el éxito de la compañía. Sin duda, este sistema era impensable hace algunos años; pero, gracias a las nuevas formas de trabajo, se ha tornado eficiente y atractivo, en la medida en que se cuente con el personal competente para tomar decisiones y desarrollar diversas actividades de forma independiente.

Este sistema ayuda a que los colaboradores no solo actúen bajo un cargo y una tarea determinada, sino que también les permite desarrollarse en distintas actividades y áreas. De esta forma, pueden ir aprendiendo de diversos equipos. Por otro lado, la toma de decisiones ya no recaerá en una sola persona, sino que el equipo será responsable de la decisión final.

Empresas como John Lewis, del Reino Unido, con 80,000 empleados; u organizaciones americanas como Valve, de videojuegos; Zappos, de calzado; David Allen Company, de materiales de construcción; o Netflix, han apostado por un modelo sin jefes, con resultados sorprendentes y gestiones exitosas.

Es clave reconocer que para que la holocracia funcione se hace necesario establecer reuniones periódicas en las que el grupo revisará y ajustará sus tareas, discutirá problemas y oportunidades para afrontar los retos que tiene la organización. De vital importancia es que la empresa o la compañía tenga las reglas claras sobre la forma de trabajo y políticas de transparencia.

Pensar en reestructurar la organización de una empresa puede resultar todo un reto, pues no todos los gerentes estarían de acuerdo en perder la posición que han ganado. Sin embargo, este modelo es demandado por las nuevas generaciones que buscan trabajar en un sistema más colaborativo y por la naturaleza de los desafíos que enfrentan las compañías; por lo que es un cambio que en el largo plazo seguirá consolidándose y multiplicándose.

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